SELE VERA Y LOS PAMPAS

| 03/07/2021

Un fenómeno musical de Bariloche rumbo al norte

Un fenómeno musical de Bariloche rumbo al norte
Fotos: Fabio Hernández.
Fotos: Fabio Hernández.

Sele Vera y Los Pampas es una agrupación barilochense difícil de definir, pero quizá en esa imposibilidad de encasillamiento radique su éxito.

Está a punto de partir a una gira por Salta y Jujuy.

Y, a la hora de los pronósticos, todo lleva a predecir que la cosa recién comienza.

Los números “virtuales” de la banda suenan imponentes.

En el canal oficial del grupo en YouTube, su video con menos vistas llega casi a las nueve mil, mientras que el más veces reproducido (una versión de "Dueles", del dúo mexicano Jesse & Joy) supera el millón trescientas mil visitas.

“Agarramos temas y los convertimos a nuestro estilo”, dice Selena Vera, la cantante, sobre quien se edificó el proyecto.

Y ese estilo que menciona es lo que resulta complicado de explicar.

Se trata de un chamamé romántico cantado, que suena acelerado y moderno, aunque sin abusar de la tecnología.

La chica había comenzado a subir videos a su Facebook, donde aparecía acompañada de la guitarra, haciendo lucir su voz. “Los ponía porque simplemente quería mostrar lo que hacía”, señala ella.

Adrián Pérez, manager y baterista de la banda, cuando la vio, le envió un mensaje, proponiéndole armar algo.

En su pasado, él había sido operador, sonidista, DJ, y además solía tocar con grupos con los que trabajaba.

Afirma que cuando escuchó a Selena descubrió “una voz muy particular, que llama la atención”.

“En aquel momento, estaba empezando a sonar el chamamé romántico regional, pero siempre cantado por hombres. La idea era hacer algo distinto”, apunta.

“Le propuse armar un grupo con estilo chamamecero, pero enfocado a las fiestas populares, a los bailes”, detalla.

A Selena, la idea le gustó.

Ahora, a los dieciocho años, apunta que la música siempre estuvo presente en su vida.

“Me recuerdo cantando todo el tiempo, hasta en el jardín de infantes… A los nueve comencé a tocar la guitarra”, manifiesta.

Comenta que su vida siempre tuvo fondo sonoro, ya que en su casa escuchar música era algo habitual.

En ese sentido, cuenta que su mamá canta (“y muy lindo”, aunque aclara que nunca lo hizo en forma profesional), mientras que su papá, “si bien no es guitarrero, sabe algunas notas con la guitarra”.

“En cada reunión familiar, me hacían cantar”, revela.

En cuanto a la primera vez que interpretó canciones en público, dice que fue en una peña donde tocaba el conjunto barilochense Corazón Litoraleño. Parece que los músicos también habían visto los videos de Selena, y quisieron que la gente disfrutara de su talento.

“Esa vez, hicimos dos zambas”, dice ella.

Roto el hielo de enfrentar al público, la propuesta de Adrián la cautivó.

Así, comenzó la búsqueda de músicos. Seleccionaron a varios, algunos de los cuales fueron parte del proyecto hasta que llegó la pandemia y prefirieron colgar los botines, por lo que ingresaron miembros nuevos.

Pero una que está desde el momento cero, y sigue firme al pie del cañón, es la acordeonista Nahiara Ghent, quien a sus quince años (es la menor de la banda) se ha transformado en una pieza fundamental del grupo.

“Todo lo que hemos hecho es una experiencia única. Además, en lo personal, surgió de la nada. Un día se me ocurrió aprender a tocar el acordeón, y fue la mejor decisión de mi vida”, ríe.

Comenzó con el instrumento a los doce años, y poco después pasó a formar parte de Sele Vera y Los Pampas.

Nahiara y Selena, con dos pequeñas admiradoras que pasaron durante la sesión fotográfica y pidieron salir en la toma.

Apenas conformada la agrupación, rápidamente encararon hacia la ruta.

“El primer escenario fue en Loncopué”, rememora Selena.

Luego siguieron, entre otros encuentros, actuaciones en la Fiesta del Puestero en Junín de los Andes, y la de la Lana en Maquinchao.

Después, la pandemia.

Si bien el COVID-19 los separó de su ámbito natural, sobre las tablas, les hizo agudizar el ingenio, y comenzaron a actuar por streaming, lo que derivó en que la audiencia se multiplicara.

En marzo de este año volvieron al ruedo, y tocaron en una jineteada en Comodoro Rivadavia.

Siguieron El Hoyo, El Bolsón, Bajada del Agrio, Roca y otros sitios.

Ahora, tras una presentación en Cipolletti y otra en Roca, los aguardan Jujuy y Salta, con varias actuaciones programadas.

Adrián cuenta que los contactaron desde una productora.

En ese sentido, aclara: “Nos pagan todo, incluyendo los pasajes. En este proyecto, a los chicos, más allá de que sean jovencitos, se los trata como músicos profesionales: con hoteles, viáticos, combis habilitadas”.

El grupo se completa con el guitarrista Agustín Curapil y el bajista Franco Caroli, de dieciocho y treinta y un años.

Adrián Pérez, en tanto, tiene cuarenta y tres. “Soy el más viejito de la banda”, bromea, para luego informar que los convocaron para participar en la Fiesta de la Nieve, con un show en el Centro Cívico, pero aún no saben si podrán ser parte, ya que la banda, que nació a partir de una muchacha que subía videos caseros a Facebook, tiene “la agenda completa hasta diciembre”.

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