MURIÓ A MANOS DE UN EFECTIVO POLICIAL EN GAN GAN

| 27/06/2021

La Bandolera Inglesa, otra “mala” que pide película

La Bandolera Inglesa, otra “mala” que pide película
La Inglesa Bandolera, joven
La Inglesa Bandolera, joven

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La gran repercusión que logra el film barilochense “Lleno de ruido y dolor” vuelve la mirada al mundo del bandolerismo patagónico. Las andanzas de Elena Greenhill también se confunden con la leyenda.

El suceso que logra la película barilochense “Lleno de ruido y dolor” induce a repasar la historia de algunos bandidos célebres del pasado patagónico. Entre ellos, descuella Elena Greenhill, la recordada Bandolera Inglesa. A propósito, en 2018 se anunció el rodaje de un film inspirado en su figura, aunque, en este caso, se trataría de un docu-ficción, a diferencia de la obra de Nacho Aguirre, todo un western patagónico.

Greenhill “llegó de Inglaterra a la Patagonia chilena junto a su familia. Ya casada se instala en el territorio de Neuquén y posteriormente en el de Río Negro. La inglesa desplegó sus actividades durante los tres primeros lustros del siglo XX. Según consta en los expedientes judiciales, se ligó al comercio ilegal de ganado a través de su marido chileno, Manuel de la Cruz Astete”.

El racconto se debe al trabajo de Gabriel Rafart, autor del artículo “Ley y bandolerismos en la Patagonia argentina, 1890-1940”. Su aporte se publicó en 2014 en la Revista Historia y Justicia, de carácter digital. El autor es magister en Historia por la Universidad Nacional del Comahue. De la Cruz Astete “fue asesinado por motivos de 'negocios' y, a consecuencia de su desaparición, Greenhill tuvo problemas por los bienes en sucesión”, reconstruyó el historiador.

“A pesar de la permanente hostilidad de ciertas autoridades judiciales y policiales, un nuevo matrimonio con Martín Coria agregó mayores enemigos a su agitada vida”. Sin embargo, “Elena Greenhill logró fuertes redes de solidaridad, las que fueron montadas por astutos comerciantes de uno y otro lado de la cordillera. Greenhill conoció también la enemistad de funcionarios policiales que, por venganza y ofensas nunca aclaradas, decidieron poner fin a su vida”, aportó Rafart.

Si se mira un poco más allá de la cuestión delictiva, “su biografía muestra el complejo entramado de negocios desarrollado en la comunidad de británicos, creado por los primeros colonos y sostenido por sus descendientes, en esta parte del territorio argentino”, arriesgó el investigador. “Por otra parte, la historia de Greenhill señala el resto de complicidades y silencios propios de estas redes, cuando no las traiciones protagonizadas por funcionarios de la Justicia”.

Para el especialista de la UNCo, “con las andanzas de esta mujer también se conoce el otro lado ‘social’ del bandolerismo, cuando involucra a los comerciantes y propietarios de ganado, quienes mantenían negocios eventualmente lícitos y otros que no lo fueron tanto. La Inglesa fue ejecutada por las balas de un comisario de la policía en Gan Gan, territorio chubutense”. ¿Hubo juicio justo?

Más conocido porque también llegó al cine -aunque al estadounidense- es el caso de Butch Cassidy y Sundance Kid. “Ambos vivieron apenas un lustro en la Patagonia. Dos asaltos perpetrados a entidades bancarias en puntos tan distantes como Río Gallegos y Villa Mercedes, otorgaron a los ‘norteamericanos’ el aura de bandidos de leyenda”, mencionó Rafart. “También la persecución llevada a cabo por detectives de la agencia Pinkerton y el infructuoso seguimiento de las partidas volantes de la policía fronteriza argentina, los hicieron acreedores de una fama inestimable para su tiempo”.

A tal punto la leyenda confundió a la realidad que “pasados varios años de su salida del territorio cordillerano se seguían aprestando fuerzas policiales para iniciar una nueva persecución, lo que solo era producto del temor a la posible reaparición de esos temerarios bandidos. Aún con la muerte de Robert Evans y William Wilson en Río Pico, a mediados de junio de 1911 -ambos hombres ligados a Cassidy y a Kid-, esos temores persistieron más allá de la década del 10 del siglo pasado”. 120 años después, aquellos acontecimientos aún son materia de discusión y recreación cinematográfica.

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