EL VIEJO CIPRÉS FUE CENTRO NEURÁLGICO DEL PUEBLO

| 15/05/2021

El Paseo de las Colectividades disimula un sitio histórico

El Paseo de las Colectividades disimula un sitio histórico
Allí pasaron cosas - Matías Garay
Allí pasaron cosas - Matías Garay

Entre la urbanización y los ornamentos jardineros, se llevaron por delante un lugar que fue cita obligada para las y los barilochenses durante décadas.

En las primeras décadas de existencia barilochense. la celebración de fechas patrias, los desfiles e incluso las procesiones religiosas se llevaban a cabo sobre la actual calle Moreno, en el emplazamiento presente del Paseo de las Colectividades. Es que allí se erigía, hasta que la urbanidad le faltó el respeto, el ciprés que recibió la denominación de Venerable del Lago, el cual resultara testigo mudo de un acontecimiento histórico. No obstante, como lugar de encuentro festivo convivió con otros recorridos.

En efecto, acontecimientos protocolares y no tanto “tenían un escenario obligado para su despliegue: el ciprés histórico ubicado al lado de la escuela pública del pueblo”. Reconstruyeron ese fragmento de historia Alina Carey y Laura Méndez, en el artículo que titularon “Identidades en pugna. Lo local y lo nacional en las conmemoraciones barilochenses. 1910-1934”. La versión que consultamos se publicó en la sección Ciencias Sociales de la revista Pilquen, en particular en su número 12, de 2010. Su texto íntegro puede descargarse fácilmente de Internet.

Las autoras puntualizaron: “Según la tradición local, Francisco Moreno había sido atado, prisionero de los indígenas, en los trágicos tiempos de 1880. En ese año, Moreno realizó un segundo viaje al Nahuel Huapi y acampó a la sombra del ciprés. El 22 de enero de 1880 -en el contexto del avance militar contra el territorio indio- cambió su condición de visitante por la de prisionero y fue escoltado por un grupo de lanceros hasta la toldería del gran Sayhueque, señor de las Manzanas”.

Década y media más tarde, “Moreno volvió a la región en carácter de experto en cuestiones limítrofes con Chile y, al ver al ciprés, recordó su cautiverio”, rehicieron las historiadoras. El entonces perito anotó: “Aquel día medí uno y su tronco, a la altura de un hombre a caballo, alcanzaba más de ocho metros de circunferencia. Es el que hoy domina la población de San Carlos”.

Según el racconto, “ya hacia 1913, el grandioso e histórico ciprés estaba rodeado por un cerco que la Comisión de Fomento había ordenado construir para demarcar el espacio que lo circundaba. De esa manera, se reconocía como una marca territorial, como un espacio simbólico que era preciso custodiar y conmemorar”. El dato sobre el cerco fue obtenido a partir de una carta que Primo Capraro remitió a Emilio Frey, el 1° de diciembre de ese año.

Otro personaje de actuación histórica, que también presta su nombre a una arteria céntrica, tuvo a su cargo la decisión de comenzar a modificar el espacio circundante al gran árbol. “Ángel Gallardo, durante la primera presidencia de Yrigoyen, fue presidente del Consejo Nacional de Educación. En San Carlos de Bariloche ordenó construir la centenaria Escuela Nro. 16 junto al legendario ciprés”, afirmaban las historiadoras, 11 años atrás.

En ocasión de visitar su obra, afirmó Gallardo: “Decidí entonces edificar una escuela importante en una manzana de terreno que era propiedad del Consejo, donde fue atado y liberado Moreno, en el viejo ciprés”. El viajero, perito en Límites y director del Museo de Ciencias Naturales de La Plata, dejó de existir en 1919. Al año siguiente, tomó su nombre la calle que lindaba con la famosa conífera.

El trabajo de Carey y Méndez cita un artículo del periódico La Nueva Era, de 1920, que decía: “Bariloche ha tributado a la memoria del Dr. Francisco P. Moreno un sentido homenaje recordando los memorables trabajos realizados por el malogrado perito en la cordillera andina, durante el debate de la cuestión de límites con la vecina República de Chile. Dicho vecindario asistió hace pocos días a la ceremonia de colocación de una gran placa de bronce en el ciprés donde se dice que los indios tuvieron sujeto al doctor Moreno para ejecutarlo”.

Añadía la crónica que “la fuerza policial con su jefe, comisario Ávila, a su frente, participó en el homenaje llevando una corona de ramas de ciprés con grandes cintas de colores nacionales que depositó al pie del árbol histórico. Los alumnos de la escuela local llevaron también artística corona de flores naturales y manojos de flores sueltas, las que dejaron respetuosos al pie de dicho árbol”.

Según las investigadoras, el ciprés estaba “al lado de la Escuela 16, que fue bautizada con el nombre del perito, y las conmemoraciones en torno al árbol se fundían en ambos sentires: el rescate del valor de la educación y de la obra civilizadora de Moreno”. Durante la década que medió en 1910 y 1920, “fue identificado como punto de encuentro de los lugareños”. Sobrevivió hasta 1958, cuando resultó talado porque, según se consideró entonces, era un obstáculo para el progreso.

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