La tarea de Anji Carmelo es acompañar a personas que atraviesan experiencias de extrema dificultada, como el duelo o una enfermedad. Doctorada en Metafísica por la University of Metaphysics de Los Ángeles, fundó en 1993 la Asociación de Voluntarios para Enfermos Sanables (AVES) en Barcelona, brinda conferencias y publicó libros como El buen duelo.

Desde el inicio de la pandemia, la muerte se presentó más amenazante y frecuente en la vida de las personas que habitan el planeta. Nos cuesta internalizar la idea del fin. “Rechazamos los finales, en todos los casos. Y la muerte es un final definitivo, normalmente nos toca porque se trata de personas que importaban mucho en nuestras vidas. Es más que natural ese rechazo”, explicó Anji desde Barcelona en una charla con GPS de El Cordillerano Radio.

Anji destacó la importancia de vivir el presente, el aquí y ahora. Estamos acostumbrados a posponer las cosas para otro momento. “Y aparte de extrañar a una persona que fue importante en nuestra vida, a veces cargamos con el peso de no haberle dicho las cosas que teníamos que decirle”, apuntó y agregó que es importante demostrar las emociones que muchas veces evitamos. Eso -añadió- nos pasa factura cuando la persona no está.

Anji nació en Manila, Filipinas, y en 1980 decidió trasladarse a Barcelona. Veinte años después tomó la iniciativa de apoyar el duelo desde la escritura y ese fue el origen de su primer libro, “Déjame llorar”.

Sobre su trabajo de acompañar a personas que atraviesan momentos muy difíciles, dijo que intenta sentir lo que la persona necesita oír. Y recordó la primera vez, cuando apenas había fundado AVES y debía cumplir con su primera tarea. Visitó a una mujer mayor que no tenía familiares que la asistieran. Entró a la habitación con todas las dudas que se generan por la falta de experiencia y la paciente le preguntó: "Y usted, ¿qué hace aquí?". Anji pensó que el mejor camino era decirle la verdad, le contó su trabajo y le reconoció que estaba algo perdida. “Siéntese aquí y yo le explicaré qué tiene que hacer”, le lanzó la mujer.

“Por eso es importante dejar que la otra persona marque hasta dónde quiere llegar, hasta dónde necesita, animarla o llorar. Llevo muchos años en esto, entonces ya te vas dando cuenta”, contó.

Para Anji, cuando alguien importante se va, “parte de nuestra vida se despide con esa persona”. Son los momentos compartidos, no es sólo la persona que muere, sino nuestra propia vida. “Es muy humano tener ese rechazo porque necesitamos de los demás, estamos para acompañarnos y crecer. Y son los demás los que nos ayudan a crecer”, comentó. Y agregó que una de las formas de expansionarnos más bonitas y completas es a través de las relaciones personales.

De forma repetida, le preguntan si hay vida después de la muerte. Ella responde que eso depende de las creencias de cada uno. “Para mí, no somos solo un cuerpo, lo más importante es eso que da vida a nuestro cuerpo”, definió, aunque -admitió con una sonrisa- que “no hay nada seguro”.

Está convencida que las creencias ayudan a vivir bien y tener fe en nosotros mismos para “expansionarnos como seres en nuestro interior a través del amor y el contacto con otras personas, lo más enriquecedor es ese intercambio”. Y otro punto importante para un buen duelo es no dejar cosas para mañana. Si no lo hacemos, “muchas veces, el duelo no es tan duro”.