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Las escritoras confluyeron en “Circulares”, flamante publicación del Fondo Editorial Rionegrino (FER). También aportó al volumen Cecilia Gaviola, como ilustradora.

Para la escritora de Villa La Angostura, Cecilia Fresco, “escribir de a dos es como un vicio”. En cambio, para su cofrade de Bariloche, Mónica De Torres Curth, afrontar la escritura de “Circulares” en conjunto resultó una experiencia novedosa y gratificante que espera recrear en el futuro. Las reflexiones vinieron a cuento de publicarse recientemente el libro a través del Fondo Editorial Rionegrino (FER).

“Es la tercera vez que lo hago: con Natalia Berenguer, con Moni y con Diego (Rodríguez Reis), una novela que está inédita”, comentó la primera en charla con El Cordillerano. “Está bueno, es divertido, es más intenso y es tener otra mirada bien diferente a la de uno, entonces te pone a modificar lo que hiciste para que quede un poco más parejo con lo que está haciendo el otro. Se hace una especie de tercer texto, que no es ni el de uno ni el del otro, sino el que sale entre las dos”, señaló la escritora.

Para la flamante obra “no es que hicimos cada texto juntas. Lo que hicimos fue modificarlos, estudiar cuál iba con cuál, buscar algunas temáticas en común, empezar a escribir sobre ellas y conversar muchísimo”, expresó Fresco. “Todo arrancó porque Mónica tenía un texto, yo tenía otro y vimos que se parecían mucho en el tono y en lo que estaban diciendo, entonces nos empezamos a enganchar con la idea de escribir algo juntas”.

Otra voz pero desde otro lenguaje se sumó también para redondear “Circulares”. Informó la autora neuquina que “también está bueno que esté ilustrada por Ceci Gaviola. Originalmente hizo como cuarenta dibujos, pero después, obviamente, solo salieron algunos. Fue muy rica la charla sobre la visión del que ilustra, sobre todo, cuando en este caso eran tan abstractas (las ilustraciones). Entonces, fue escribir de a dos y también tener una tercera parte: las ilustraciones. Fue divertido, intenso, muy pensado, muy laburado… La verdad, una experiencia relinda, por eso digo que se me hizo un vicio”, insistió.

Para su colega, “fue la primera experiencia de escribir un libro de a dos. Había tenido la oportunidad de compartir mis textos en grupos literarios, pero no es lo mismo”, destacó. “Fue un proceso diferente, yo tuve experiencias de escribir libros entre muchos en el ámbito académico, pero esto es otra cosa porque el espacio creativo es un espacio de intimidad y solitario”, definió. “Tener esta posibilidad de compartir muy frecuentemente todo lo que uno escribe con una persona que, además, admira, fue abrir un terreno en el que nunca había entrado. Me pareció maravilloso, aprendí muchísimo”, subrayó De Torres Curth.

Desde el vamos, “quisimos hacer un libro que no fuera una reunión de cuentos de Ceci y cuentos míos, sino que no se pudiera reconocer quién escribió qué. En algunos lados y temáticas, tenemos formas parecidas de decir las cosas, entonces nos pareció divertido hacernos anónimas. Para mí fue de un crecimiento genial, porque pude aprender muchísimo y poner al máximo mi capacidad creativa. Una experiencia excelente que quizás repita algún día con alguien más”, se esperanzó.

Para la escritora “también fue muy interesante la experiencia de trabajar con una ilustradora que leyó los textos e hizo un montón de propuestas abstractas. A mí, el arte de Ceci Gaviola me encanta, ella hizo una propuesta de obra para cada texto y después, seleccionamos. Yo no conocía su arte y tenía el temor de que quizá, no me gustara lo que hiciera, pero me pareció muy genial que ella pudiera interpretar de esa manera las cosas que nosotros escribimos”. Así fue que el círculo cerró.