EL PRIMER NOMBRE PROPUESTO ERA EN INGLÉS

| 14/03/2021

Del Camino del Faldeo a la Avenida de los Pioneros

Adrián Moyano
Del Camino del Faldeo a la Avenida de los Pioneros
Foto: Facundo Pardo
Foto: Facundo Pardo

Con la denominación que hoy nos es familiar, el promotor procuraba homenajear a los hombres y mujeres anónimos que habían dado origen a Bariloche.

Hacia 1975, la Avenida de los Pioneros todavía no se llamaba así. La arteria que vincula el centro con el oeste de la ciudad a través de los contornos del cerro Otto, se conocía precisamente como Camino del Faldeo, denominación que todavía perdura entre antiguos barilochenses. Se impuso la denominación que hoy es oficial a solicitud de Julio Riesgo, quien urgió su nuevo bautismo en una carta abierta que dio a conocer el 17 de septiembre de aquel año.

El recopilador hizo pública su intención para que la leyera “nuestra primera autoridad municipal y sus colaboradores oficiales. Alguien o todos; puede ser aparezca un desfacedor de entuertos”, estimaba el autor. Riesgo fue director de Arquitectura de Río Negro por espacio de 21 años, un enamorado de Bariloche que, si bien era ingeniero, escribió y recopiló sobre historia con lujo de detalles.

En aquella oportunidad, se expresó “en búsqueda del homenaje y placa posterior para aquellos primeros pobladores que mantenemos desconocidos”. Su propuesta se inspiró ante “el júbilo que tuvo Neuquén días atrás al festejar su 71° aniversario, honrando con ofrendas florales el monolito recordatorio de los primeros pobladores”, según fundamentó en su misiva pública.
“Si fuera poco común un monumento, por sencillo que sea, levantado a la memoria de un grupo o grupos de casi ignorados primeros pobladores, acaso resultaría extraño el insistir en esta forma recordatoria”, señalaba Riesgo, como si pensara en voz alta. Razonaba: “visto se le honra al hombre de campo en pequeñas poblaciones, en muchos casos unido a la mancera y sudoroso abriendo surcos con viejo arado, entiendo corresponde un tributo a quienes silenciosamente dejaron sangre, sudor y lágrimas, en un mutis para siempre”, aquí en Bariloche.

El reloj del Centro Cívico

“Algo los recuerda aquí, con las viejas estampas del soldado, el indio, el labrador y el misionero, al son de las doce”, decía, en relación al reloj del Centro Cívico. “Pero, la vida enseña que la historia entra con el homenaje y el porqué de las cosas y las personas con algo material que todo simbolice”, argumentaba. Puede decirse que su prédica apuntaba hacia una suerte de “pionero” desconocido.

En efecto, “si hubieren sido varios otros tantos personajes de los que pasan desapercibidos resultaría estéril la petición. El hecho de haber sido algunos un tanto importantes con su tarea y hasta contribuyentes a un rápido surgir de la población, obliga a ofrecerles homenaje”. Para reforzar su solicitud, Riesgo añadía una decisión del Primer Congreso de Estudios Históricos de la Provincia de Río Negro de 1968, es decir de siete años antes.

Ésta sugería la necesidad de establecer por ordenanza una Comisión de Estudios Históricos que “complete y aclare hechos y actuaciones de seres humanos que tomaron parte en el germinar y vivir de San Carlos de Bariloche”. Ese ámbito debía también estudiar “ponencias de todo tipo que vayan permitiendo a los más calificados o caracterizados pioneers (sic) -ya desparecidos- su lugar en la placa rememorativa al abrirse calles plazas y diversos lugares que motiva la expansión de una futura gran ciudad”.
Por último -para este recorte de El Cordillerano- Riesgo informaba que “Comisionados e Interventores, amén de Presidentes del Concejo Municipal, supieron de este viejo anhelo que se refugia entre silencios de hombres y mujeres de ayer. Acaso por circunstancias de las insólitas no hubo definición a una primera petición: Avenida de los Pioneers (sic)”. El escrito no contiene información sobre el porqué de la postergación.

Pero entonces, “al volverse a actualizar, se la vislumbra en el hoy llamado ‘Camino del Faldeo’ (a cuyo cambio no puede negarse Vialidad Nacional, por lo que es y representaría) (paréntesis precedente en el original) y destacándose el nombre sobre una placa broncínea unida férreamente a una morena”, concluía el promotor del nombre. Finalmente, su iniciativa llegó a buen término, aunque por suerte, en castellano.

Adrián Moyano

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