13/07/2020

Libertad para cambiar

Libertad para cambiar

Todos los seres humanos habitamos cuatro áreas de nuestra vida que no son nuestra elección. Es por esa razón que sentimos un gran temor de perderlas. Te invito a conocerlas en detalle:

1. Mi cuerpo
Nadie elige el color de sus ojos o de su cabello, ni su estatura, ni su contextura física. Todo eso lo recibimos por herencia. Pero, si bien heredamos nuestro aspecto físico, con los años podemos ir modificándolo, lo cual nos brinda la fuerza para accionar sobre lo que no escogimos. Todos tenemos la opción de cuidarnos a nivel físico, haciendo alguna actividad física, comiendo alimentos saludables, tomando agua, etc. Así ayudamos a nuestro organismo a prevenir afecciones que nos legaron. Entonces, aunque yo no elegí esta carta, sí soy capaz de accionar para mejorarla.

2 Mi grupo familiar
Nadie elige a su familia. Tampoco el lugar donde nació. Es una circunstancia que viene a nosotros al nacer y que debemos enfrentar. Algunos tuvieron padres maravillosos; mientras que otros tuvieron una familia de origen de la que prefieren mantenerse alejados. Esta carta tampoco es de nuestra propia elección (excepto la persona con la que formamos pareja). Pero la buena noticia es que también tengo la opción de convertir un pasado triste y duro en un presente luminoso, tal vez haciendo todo lo contrario de lo que hicieron conmigo; o haciendo aquello que me habría gustado recibir. La historia no debe ser necesariamente repetida, cada uno puede reescribir el final.

3 Mi situación de vida
Hay circunstancias que no elegimos en la vida. Yo no elegí aprender griego ni que me llevaran a Grecia. Tampoco elegí Argentina, la eligieron por mí para que naciera en este país. No escogemos dónde nacer ni cómo vivir los primeros años. Todo eso viene a nosotros de nuestros padres, o quienes hayan cuidado de nosotros al nacer. A algunas personas les toca atravesar circunstancias durísimas que los marcan para siempre. Pero frente a esta carta que todos recibimos, sea positiva o negativa, sí tenemos la posibilidad como adultos de decidir qué vamos a hacer con ella. Es decir, mi reacción frente a lo que me sucedió. Recordá: Lo importante no es lo que me sucede, sino lo que hago con ello.

4 Mi mundo mental
Nuestra mente, dicen los expertos, es formada en los primeros diez años de vida, que son fundamentales para nuestras vivencias posteriores. Algunos, por ejemplo, son adultos llenos de miedo porque crecieron en un hogar donde todo era peligroso y solo escuchaban: “¡Tené cuidado!”. Casi todas nuestras costumbres y creencias, aun cuando no somos conscientes, provienen de ideas que nos transmitieron en los primeros años en casa, en la escuela y en la cultura donde estamos inmersos. Pero siempre estoy a tiempo de cambiar el contenido de mi mundo mental y escoger deliberadamente lo que creo y pienso.

Vos y yo tenemos algo que nadie nos puede quitar: libertad para cambiar o mejorar las cartas con la que vinimos al mundo. ¡Y contamos con el potencial infinito para hacerlo de la mejor forma posible!

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