PAREJA GANADORA DEL SORTEO DEL DÍA DE LOS ENAMORADOS

| 27/02/2020

María y Juan volaron en helicóptero y reafirmaron su “amor de alto vuelo”

Julio Luzuriaga/ Fotos: Tonny Romano
María y Juan volaron en helicóptero y reafirmaron su “amor de alto vuelo”
Un beso para ratificar el amor que los une después de su experiencia de subirse juntos a un helicóptero.
Un beso para ratificar el amor que los une después de su experiencia de subirse juntos a un helicóptero.

El matrimonio ganador del premio por el Día de los Enamorados de El Cordillerano Radio, en el programa El Expreso Periodístico, conducido por Antonio Zidar, surcó ayer el cielo barilochense en la aeronave de Heli Tronador. María y Juan se maravillaron con la experiencia. “Es algo hermoso, inolvidable. Después de 37 años en Bariloche, lo conocimos desde el aire”, comentaron notablemente emocionados. Llevan 41 años casados y aseguran ser “unos bendecidos por Dios”.

María Isabel Paz y su marido Juan José Bordón, resultaron ganadores del sorteo que se realizó el pasado 14 de febrero con motivo del Día de los Enamorados. Lo lograron al sumarse a los llamados. La consigna era solicitar un tema para el amor de tu vida, María Isabel pidió: “Sin principio ni final”, de Abel Pintos.

Este jueves, en una jornada con inmejorables condiciones climáticas para un vuelo en helicóptero, minutos antes de que la nave decolara desde el aeroclub local, la pareja dialogó con este medio y compartió la historia de su amor, el que nació hace ya unos años en el Gran Buenos Aires.
Padres de dos hijos (de 31 y 21 años) y abuelos de tres nietos (Joaquín, Valentín y Bianca), la pareja oriunda de José C. Paz, se radicó en 1983 en Bariloche.

María y Juan en diálogo con El Cordillerano.

El destino en un almacén

Vivían a tres cuadras de distancia, pero no se conocían, nunca se habían visto. María tenía un almacén, al que un fin de semana llegó Juan -ambos de 19 años por aquel entonces- a comprar un sándwich y una gaseosa, para hacer tiempo mientras esperaba a una mujer con la que se había citado. Esa mujer X era separada, según Juan, o casada, según María.

“Pero a mí ya me gustó la almacenera”, confesó él. Esta situación se repitió durante cuatro domingos consecutivos.

Entre charla y charla, Juan tomó ánimo e invitó a María a bailar en los antiguos asaltos. Un amigo de Juan, al verla llegar quiso entablar conversación con ella de inmediato, pero Juan, ni lento ni perezoso, y con su objetivo bien claro, se le adelantó; la tomó de la mano y se fueron a bailar.

El 11 de agosto de 1979, acompañó a María hasta San Miguel, a la casa de parientes de ella. “Yo tenía la mira puesta en ella, que por aquel entonces estaba saliendo con alguien. Y a dos cuadras del lugar adonde iba la dejé, porque ella no quería que llegáramos juntos hasta esa casa, y fue entonces cuando al despedirnos, nos dimos el primer beso”, recordó Juan.

Estuvieron cuatro años de novios. En ese tiempo fueron ahorrando y compraron un terreno en General Rodríguez, donde empezaron a construir, trabajo que quedó en manos de Juan que, en aquel momento, era constructor de profesión.

Disfrutando del vuelo.

Una carta y un sueño

El 29 de abril de 1983 se casaron por Civil y al día siguiente en la iglesia San José Obrero, de José C. Paz.

A los seis meses, un tío de Juan le ofreció venir a Bariloche para que lo ayudara en una obra. “Me vine en tren y me estuve por bajar. 36 horas de viaje. Cuando llegué me encantó y le conté a María, por carta, lo maravilloso que era y ella me dijo que había tenido un sueño de un lugar con montañas y pinos”, detalló.

“A los 30 días la fui a buscar y nos quedamos a vivir acá”, recordó.

Fueron tiempos muy duros y de condiciones humildes de vida. No conseguían alquiler, por lo que vivieron en el obrador del lugar donde trabajaba Juan en el kilómetro uno de avenida de los Pioneros. Hasta que se mudaron a la primera parte de la obra.

María comenzó a trabajar como empleada doméstica, tarea que desarrolla hasta el día de hoy pese a estar jubilada.

Cuando informaron que regresaban a Buenos Aires, les dieron trabajo de caseros. Ella como empleada doméstica y él como encargado de mantenimiento.

Juan José, empujado por su esposa, estudió y se recibió en 1992 como técnico en construcción en Bariloche.

María y Juan, flanqueados por Gerardo Souza y Walter del Grecco.

“Somos felices”

“Las hemos pasado todas. No ha sido fácil y así fue que logramos, entre otras tantas cosas, construir nuestro hogar en Casa de Piedra”, confiaron.

Este jueves para realizar el vuelo cortaron sus trabajos y se tomaron el tiempo para disfrutar de esta maravillosa experiencia.

“Nunca dejamos de trabajar pese a las crisis. Siempre juntos y para adelante.”

“Somos unos bendecidos de Dios, hacemos lo que nos gusta por lo que somos agradecidos de la vida.”

Juan José había volado en helicóptero cuando hizo la colimba. Fue la primera vez para María Isabel. “Cuando tengo que subir a un noveno piso lo hago por las escaleras, para evitar el ascensor”, contó minutos antes de, con los nervios a flor de piel, subir a la aeronave de Heli Tronador.

“Un regalo magnífico”

Al bajar del helicóptero María festejó: “Es fantástico. Una experiencia totalmente distinta. Un regalo magnífico, recomendable. La seguridad y tranquilidad que transmiten los pilotos (Gerardo Souza y Walter del Grecco); la vista desde arriba es insuperable. Vivimos en un paraíso”.

“Nos sentimos tratados con mucho cariño. Nos sentimos muy bien. Sensacional el helicóptero. Muchas gracias. Un regalo hermoso”, agregó Juan.

Julio Luzuriaga/ Fotos: Tonny Romano

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