17/11/2019

Estiman que 8 de cada 10 personas sufren síntomas de enfermedad venosa

Estiman que 8 de cada 10 personas sufren síntomas de enfermedad venosa

Más del 66% de quienes la padecen son mujeres. Los embarazos, el uso de anticonceptivos y los cambios hormonales son factores que predisponen al desarrollo de la enfermedad. Los síntomas más frecuentes son dolor, pesadez, hinchazón o calambres en las piernas; picazón y hormigueo y úlceras o heridas que tardan en sanar en las piernas y en los tobillos. 

Lejos de ser un mero problema estético, las arañitas y várices pueden ser el primer indicio visible de la enfermedad venosa crónica, una afección que de no ser tratada puede causar graves consecuencias en la salud y afectar severamente la calidad de vida. El diagnóstico oportuno y el cumplimiento del tratamiento son claves para evitar progresión de la enfermedad.

En esta enfermedad se ven afectadas las venas, las cuales tienen problemas para retornar la sangre de los miembros inferiores al corazón. Normalmente, las venas son las encargadas de retornar la sangre hacia el corazón, en los miembros inferiores este trabajo es realizado en contra de la gravedad y el organismo se vale de las válvulas que tienen las venas y del bombeo que ejercen los músculos para hacer dicho trabajo.

En los casos de enfermedad venosa crónica, las paredes de las venas se debilitan y las válvulas se dañan. Esto provoca que las venas permanezcan llenas de sangre, especialmente al estar de pie. La patología venosa afecta frecuentemente los miembros inferiores, pero puede tener su origen en algunos casos en la pelvis y el abdomen. Esto se conoce como varicocele y puede causar síndrome de congestión pélvica.

Se estima que el 80% de la población mundial padece de algún signo de la enfermedad venosa: arañitas vasculares, dolores o várices. Por lo general, suele afectar a las mujeres ya que en la mujer hay variables que no están en el hombre: variaciones hormonales, embarazos e ingesta de anticonceptivos. Todos estos factores hacen que aumente la incidencia que, actualmente, es de casi el 70% en mujeres y 30% en hombres.  

Esta enfermedad tiene diversos tratamientos y su elección depende de múltiples factores, entre ellos, la propia anatomía del paciente y lo avanzado de la enfermedad. La recomendación es iniciar el tratamiento lo antes posible y no discontinuarlo para así evitar su progresión: estudios estiman que solo 1 de cada 4 personas consulta a un médico y es tratada.

El tratamiento de la enfermedad venosa crónica va a depender del grado de afectación, de la zona afectada y del grado de complejidad pero se trata en todos los niveles. En todos los estadios de la enfermedad se indican el tratamiento médico, venotónico y medias elásticas de compresión. Para el abordaje específico de várices de miembros inferiores se utiliza el tratamiento esclerosante convencional, esclerosante con espuma bajo guía ecográfica-Vein Viewer, ablación con láser - radiofecuencia endovascular y la cirugía convencional. En caso de evidenciarse una conexión u origen pélvico -como el varicocele- es posible resolver con técnicas endovasculares como embolización con espuma y coils. También se indican técnicas de implante de stent a los cuadros compresivos venosos o post-trombóticos con lo cual se logran excelentes resultados. (Fuente: Medline).

 

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