14/10/2019

El secreto de la felicidad

El secreto de la felicidad

Las personas más felices del planeta son aquellas que viven para dar a los demás. Los dadores. La necesidad de dar existe porque hay alguien que carece de algo. La verdad es que a todos siempre nos falta algo, ya sea dinero, amor, salud, alegría, etc. Nadie lo tiene todo.

¿Y qué suele hacer la persona con algún tipo de carencia? Busca llenarla. Pero es importante saber que A solo se puede llenar con A, no con B. Por ejemplo, alguien que bebe alcohol tiene una carencia que denominaremos A. Si intenta llenarla con B, aun sin saberlo, jamás lo logrará. Porque A solamente se llena con A. Y aquí necesitamos mencionar las dos necesidades básicas que todos los humanos compartimos:

La estima o autoestima es un principio psicológico y se refiere al hecho de que todos deseamos ser mirados, escuchados, acariciados, tenidos en cuenta, valorados. Nacemos con esta necesidad que debería ser satisfecha por los padres (digo “debería” porque tristemente no siempre ocurre así). Todos, desde pequeños, buscamos la mirada aprobatoria del otro, su reconocimiento. Si no la recibimos, viviremos la vida con un gran “agujero negro”.

La intimidad es un principio espiritual y se refiere al hecho de que todos, por fuertes que nos creamos, anhelamos abrirle nuestro corazón a alguien y que esa persona haga lo mismo con nosotros. Es decir, “tener una conexión” con los demás. Un vínculo que nos permite intimar a nivel emocional con otro es un espacio donde nos damos a conocer y conocemos al otro. Solo así es posible disfrutar de una relación interpersonal, no necesariamente de pareja, profunda y duradera. Esto es lo que se conoce como amor.

¿Qué le ocurra a un ser humano al que le falta estima (porque nadie lo valoró) y/o le falta intimidad (porque nadie le enseñó a conectar con la gente)? Sin duda, carecerá de A. Como resultado, procurará llenar ese vacío con otras cosas, llámense comida o trabajo en exceso, dinero, alcohol, relaciones superficiales, amigos que no le convienen, compras compulsivas, etc. Y por supuesto, la felicidad le será esquiva.

Lo que esta persona, como tantos miles en todo el mundo, ignora es que cuanto más intente llenar A (estima e intimidad) con B, más lejos se encontrará de una solución a su problema. Incluso hay gente que nunca logra darse cuenta de esto en toda su vida. Algunos, con el tiempo, hasta llegan a creer que aman estos sustitutos que usan para satisfacer sus carencias porque se sienten bien. Se trata solo de un autoengaño. B jamás logra llenar A, solo nos produce una mayor insatisfacción.

La honestidad frente a aquello que nos está faltando es fundamental para comenzar a sanar y, sobre todo, para no seguir buscando la felicidad en sitios equivocados. El secreto de la verdadera felicidad se halla en nuestro interior. Cuando nos sentimos bien con nosotros mismos y nos amamos sanamente (estima), somos capaces de amar y ser amados (intimidad). Nada nos brinda un estado más feliz que eso.

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