COLUMNA ABIERTA

| 13/08/2019

El acoso

Doctor Bernardo Stamateas
El acoso

 

Muchas personas son acosadas a diario en distintos ámbitos. Algunas se atreven a contarlo y denunciarlo, pero otras no logran hacerlo y, al callar, con el tiempo pueden llegar a sufrir algunos de los siguientes síntomas:

-Baja estima
-Depresión
-Insomnio
-Falta de concentración.

Mucha gente que solía ser muy capaz en su vida diaria, de repente, se convierte en torpe e insegura. ¿La razón? El acoso a la que es sometida en silencio. Por lo general, quien observa desde afuera se pregunta cómo alguien puede soportar tal maltrato y callar. Lo que sucede es que la persona acosada está como adormecida ante esa situación que se ve obligada a enfrentar. Incluso algunos que sufren este tipo de maltrato, cuando los demás se enteran, intentan minimizar el acoso diciendo: “En todo trabajo hay alguien que te trata mal”; o: “Es que lo hice enojar y, por esa razón, me trató mal”. En el fondo, aquel que es acosado experimenta sentimientos negativos como confusión, vergüenza y culpa.

Pero analicemos ahora la personalidad del acosador. Con su accionar esta persona busca lastimar estas dos áreas de su víctima:

1- Su hacer: Para ello, la descalificará y humillará cuestionando todo lo que hace. ¿Su fin? Destruir la autoestima de la persona y hacerla creer que no vale nada.

2- Su ser: En este caso, intentará desmotivarla acusándola de cosas que no son ciertas para llenarla de malestar. A este accionar, que consiste en hacerle creer a alguien que es malo, se lo conoce como “satanización” en términos psicológicos.

¿Cómo deberíamos reaccionar frente a un acosador? Más allá del impacto negativo que el acoso puede generar en uno, es fundamental tener claro que la persona que acosa a otra:

-Apuntará a quien es querido y reconocido por la gente por sus capacidades.

-Odia el éxito de los demás y siente envidia de la familia, el empleo, la casa, etc. que ellos tienen (y él o ella, no).

-Como no es capaz de reconocer sus propias limitaciones, persigue al exitoso con el objetivo de destruirlo.

Por eso, la víctima de un acosador debe saber que no es culpable de nada de lo que él o ella haga. La verdad es que nadie tiene derecho a desenfocarnos de nuestros sueños y metas en la vida. En cuanto de nosotros dependa, tenemos que tomar distancia de aquellos nos maltratan, nos rebajan y nos nivelan hacia abajo. Y si sentimos que no podemos hacerlo, busquemos ayuda. Si no podemos alejarnos por temor a que el maltrato aumente, es necesario recurrir a gente de confianza, a un profesional para que este no se transforme en un secreto que puede llegar a durar años. Busquemos siempre ayuda.

Démonos valor. No permitamos la violencia en ninguna de sus formas, venga de quien venga. No dejemos que nadie nos acose. Pero si fuimos, o somos víctima de ello, hagamos todo lo que esté en nuestras manos por salir de allí y sanar la herida. Vos y yo nacimos para ser personas libres, plenas y felices desplegando todo nuestro potencial interior.

 

Doctor Bernardo Stamateas

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