28/05/2019

Que las grandes potencias inviertan en el mantenimiento de la paz

Solo en 2018, perdieron la vida 98 de sus integrantes. Cada 29 de mayo, se conmemora el Día Internacional del Personal de Paz de las Naciones Unidas, precisamente para rendir homenaje a la valiosa contribución que prestan tanto uniformados como civiles en la labor de la entidad. Cabe recordar que durante el siglo que transcurre, el Ejército Argentino -que también celebra hoy su día- aporta en forma considerable a las misiones de paz.

En febrero último, tropas argentinas formaban parte de la Fuerza de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la Paz en Chipre (UNFICYP) y también prestaron servicios similares en Haití como integrantes de la MINUSTAH, cuya tarea finalizó en 2017. En la jornada, se honra la memoria de los más de 3.800 miembros del personal para el mantenimiento de la paz de la ONU que murieron desde 1948 hasta la actualidad.

En 2019, la consigna es “Protegemos a los civiles, mantenemos la paz”. Además, durante el año en curso se cumple el vigésimo aniversario de la primera vez que el Consejo de Seguridad ordenó explícitamente una misión de mantenimiento de la paz (UNAMSIL). Fue en Sierra Leona y con la orden específica de proteger a los civiles. Desde entonces, la protección de civiles está cada vez más en el centro de las operaciones de esa índole.

En la actualidad, más del 90 por ciento del personal de la ONU para el mantenimiento de la paz se despliega en siete operaciones: Abyei y Darfur (área entre Sudán y Sudán del Sur), República Centroafricana, República Democrática del Congo, Haití, Líbano, Mali y precisamente, Sudán del Sur. En concreto, los efectivos en cuestión arriesgan su vida para proteger a los civiles de la violencia todos los días.

La primera misión de mantenimiento de la paz de la ONU se formalizó el 29 de mayo de 1948, cuando el Consejo de Seguridad autorizó el despliegue de un pequeño número de observadores militares de la ONU en Oriente Medio para formar el Organismo de las Naciones Unidas para la Vigilancia de la Tregua (ONUVT), a fin de vigilar el Acuerdo de Armisticio entre Israel y sus vecinos árabes.

Desde entonces, más de un millón de hombres y mujeres sirvieron en 72 operaciones de mantenimiento de la paz, cuyo despliegue influyó de manera directa en la vida de millones de personas, ya que protegieron a los más vulnerables y salvaron innumerables vidas. Desde Camboya hasta El Salvador, Liberia, Sierra Leona y Timor Oriental, las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU ayudaron a transitar de la guerra a la paz.

En el presente, se cuentan en 14 las operaciones de mantenimiento de la paz, que se distribuyen en cuatro continentes e implican el despliegue de más de 88.000 efectivos, entre militares y personal de Policía. El verdadero ejército proviene de 124 países pero se conforma también con 13.000 civiles y 1.300 voluntarios. No obstante, a pesar del tamaño y amplitud de sus operaciones, su presupuesto es inferior al 0,5 por ciento del gasto militar global.

Los partidarios de tales misiones argumentan que intervenir por el mantenimiento de la paz demostró desde la perspectiva económica, ser una inversión sólida, tanto en términos del objetivo específico, de la seguridad y la prosperidad global. En 2018, el secretario general de la ONU dio a conocer la Acción para el Mantenimiento de la Paz, una iniciativa que apela al reajuste del objetivo de las misiones con expectativas realistas.

La intención es transitar hacia tareas más sólidas y seguras, además de lograr una movilización mayor de apoyo a soluciones políticas. El objetivo también es contar con fuerzas bien estructuradas, equipadas y formadas. En su momento, más de 150 países y organizaciones regionales aprobaron la Declaración de Compromisos Compartidos de la Acción por el Mantenimiento por la Paz, para evidenciar su apoyo a la iniciativa.

Según António Guterres, secretario general de la ONU, “para millones de personas afectadas por conflictos en todo el mundo, el mantenimiento de la paz es una necesidad y una esperanza. Trabajemos juntos para hacer que nuestras operaciones sean más eficaces en la protección de las personas y en la promoción de la paz”. En buen romance, la iniciativa que dio a conocer el año pasado demanda mayores compromisos presupuestarios para sostener las misiones.

Su segundo punto afirma que “en la actualidad, el mantenimiento de la paz enfrenta desafíos críticos y su éxito depende de que todos los interesados desempeñen su papel en un compromiso colectivo renovado”. La meta es “la reforma de la gestión, lo que aumentará el impacto de las operaciones de mantenimiento de la paz”. Que las grandes potencias aporten para moderar la espiral de destrucción que sus propias políticas generan.

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