04/05/2019

Hermosa muestra de la Sociedad de Horticultura Bariloche en el Día de los Monumentos

Susana Alegría
Hermosa muestra de la Sociedad de Horticultura Bariloche en el Día de los Monumentos

Tal como fue anunciado, la Sociedad de Horticultura fue invitada a participar del Día Nacional de los Monumentos. Por este motivo, montaron una muestra en la cabaña contigua al Club Andino Bariloche. La misma aún se puede visitar hasta este domingo de 10 a 14 horas.

Es una hermosa oportunidad de encontrarse con algunas de las socias más antiguas de una institución que tanto ha trabajado en pos del embellecimiento de nuestra ciudad.

La Sociedad Argentina de Horticultura lleva desarrollando, de manera initerrumpida, actividades desde hace 75 años. En esta ocasión, se pueden apreciar las cartas que se enviaban desde Buenos Aires con nuestras pioneras, por ejemplo con la Sra. Neumeyer. Cabe resaltar que ella fue la socia Nº 1.

Una gran cantidad de fotografías sobre una mesa y en las paredes, recortes de diarios de distintas épocas, recordando la fundación de la filial Bariloche el 11 de enero del 44. Ardua tarea de tantos años, plasmada en libros y escritos. Listados de socias desde ese año hasta la actualidad y, lo más valioso, los testimonios en primera persona de integrantes de la Sociedad, charlas muy ricas sobre el Bariloche de antes.

Elizabeth San Juan, hija de Lina, socia Nº 3, Aileen Benroth y Nieves de Pellegrin dialogaron con El Cordillerano, comentando anécdotas y vivencias, muchas de las cuales, sería maravilloso que se realizaran nuevamente.

“Siempre seguimos una línea que nos dejaron nuestras fundadoras, por eso la institución funciona muy bien” dijo Nieves, quién es parte de la sociedad hace más de 20 años.

“Continuamos con las charlas, las visitas y las exposiciones tratando de hacerlas cada vez mejor” apuntó Aileen. Trabajan con sabiduría e intentan aportar un granito de arena a la comunidad, tareas sin fines de lucro gracias a la dedicación de las socias.

“Nuestros objetivos siguen siendo los mismos, mi madre era una gran amante de las flores y tenía una muy linda huerta, porque en aquellos años tener verdura propia era algo cotidiano” recordó Elizabeth.

“Por más pequeño que sea el patio, siempre hay un rinconcito para armar una huerta, cultivar sus propias verduras, comer sano y disfrutar del contacto de las manos con la tierra” recomendó.

Antes los cercos de madera iban acompañados de plantines de frambuesas, grosella y parrillas. Inmensos sáucos y frutales de los cuales, se preparaban dulces y conservas para continuar consumiéndolos durante el invierno. Poco de eso ha quedado dentro de nuestras costumbres de barilochenses.

“Cada día cortan más árboles para edificar, sin importar si son guindos, cerezos o manzanos, uno salía a caminar y volvía con bolsas llenas de frutas que estaban al alcance de la gente” se lamentó Nieves.

“En esa época no había viveros por eso se hacían muchos intercambios entre las socias y la comunidad en cada exposición, con las recomendaciones acerca del riego y la poda que necesitaban”. Ahora por medio del avance de la tecnología, parte de esa información está en internet, pero se pierde el contacto humano, cargado de nostalgias y recuerdos.

“Aunque se viva en un departamento se puede tener una plantita en el balcón o en la ventana de la cocina, hierbas aromáticas o flores”.

Desde la Sociedad de Horticultura han realizado anualmente los concursos de frentistas, donde se premiaban los jardines más vistosos, incentivando de esta manera que cada vecino, embelleciera sus patios.

“Algo lindo para los barilochenses y para los turistas, cuántas veces hemos visto que se toman fotografías con maceteros gigantes de Mitre o de Costanera, también se ha premiado a la estación de servicio del kilómetro cuatro” dijo Elizabeth.

“Mi mamá de chiquitas nos decía a mi hermana y a mí, que eligiéramos un lugar para hacer nuestros propios jardines en el patio, mitad de huerta y mitad de flores, había que trabajar mucho para que quedara hermoso”. También con sus compañeras de escuela se mostraban sus jardincitos, intercambiando plantas y semillas.

En cada charla que brindan están muy atentas a escuchar a la gente “Bariloche es muy especial, la experiencia personal nos brinda información muy importante, un rosal no se da de la misma manera en un barrio que en otro, porque el suelo, el viento y las heladas, son diferentes” comentó.

Se podría estar horas hablando con estas hermosas mujeres de la Sociedad de Horticultura, historia narrada en primer apersona, con vivencias y consejos que creíamos olvidadas.

Este domingo, de 10 a 14,  pueden acercarse a la sede del Club Andino Bariloche y disfrutar de la muestra y de cada una de ellas, que los recibirán con los brazos abiertos.

Charla sobre reproducción de plantas de jardín

Este lunes 6 de mayo a las 16 horas en la sala de Sesiones del Concejo Municipal, brindarán una charla con entrada libre y gratuita. El tema será La Reproducción de Plantas de Jardín y estará a cargo de Virginia Vaieretti.

Reseña histórica

En la muestra se puede leer una hermosa carta escrita por la Sra. Nelly Frey de Neumeyer en el año 1984. Entre algunas de sus líneas cita “cumplimos y celebramos estos cuarenta primeros años y pensamos que a medida que nos vayamos renovando, cumpliremos muchos ciclos más…”

“Nueve fueron sus socios fundadorees, de los cuales ya no están entre nosotros, Don Roberto Lamunieree, Harry Fruzzel, Godofredo Halschimidt, Iris Findall, otros que aún siguen como Lini R. de San Juan o Rosa Schumacher de Balseiro. No debemos olvidar a Ivonne de Stahlschmidt que se alejó y vive en Buenos Aires”.

“Se nos ocurrió fundar esta sociedad debido a los reiterados requerimientos de la presidenta de la Sociedad Argentina de Horticultores, Doña Julia Bullrich de Saint. Ella visitaba de tiempo en tiempo nuestra zona y entusiasmada por la variedad de flores y por su intenso colorido, nos instaba a fundar un pequeño círculo que alentara a los cultivadores amateurs a mejorar sus jardines, a introducir nuevas variedades, a estimular a nuestros vecinos y creemos que esa misión se ha cumplido”.

“Pero la floricultura no tiene límites, se crean nuevas variedades y formas, se renuevan gustos y se establecen intercambios con regiones remotas, se visitan jardines del continente y de otros, nuestras socias en parte son grandes viajeras, no podemos habalr entonces de una labor finalizada, solo podemos decir que hemos trabajado y seguiremos haciéndolo”.

Susana Alegría

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