20/03/2019

Poner en jaque las ideologías racistas

En lugar de encaminarse hacia la eliminación del racismo, la humanidad observa rebrotes que se traducen en la llegada al poder en países importantes, de líderes que hacen gala de un ideario racista. En la Argentina, si bien las proclamaciones no son tan explícitas por parte de los funcionarios gubernamentales, sus políticas hacia migrantes y pueblos indígenas tienen como fundamento último la discriminación racial y la xenofobia.

Tan evidente es el fenómeno que la ONU no anduvo con eufemismos al conmemorarse hoy el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. Eligió como título: “Mitigar y contrarrestar el aumento del populismo nacionalista y las ideologías de supremacía extrema”. Su caracterización es contundente: “movimientos extremistas y racistas de diversa índole, basados en ideologías que pretenden promover programas populistas, nacionalistas y de derechas, así como la superioridad racial”, acostumbran a dirigir “sus acciones a migrantes y refugiados, así como a personas de ascendencia africana”.

Esas prácticas “alimentan el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia”, resaltó la entidad internacional. En una reciente resolución, la Asamblea General reiteró que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y tienen la capacidad de contribuir de manera constructiva al desarrollo y bienestar de la sociedad. También insistió en afirmar que todas las doctrinas de superioridad racial son científicamente falsas, moralmente condenables, socialmente injustas y peligrosas y deben rechazarse, al igual que las teorías con que se pretende determinar la existencia de razas humanas separadas.

Tan grave es el tema que existe una Relatoría Especial sobre formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia en el seno de la ONU. Ocupa el cargo Tendayi Achiume, profesora de Derecho en la Universidad de California. En un informe reciente de su autoría sobre el populismo nacionalista, analizó la amenaza que plantea ante los principios fundamentales de derechos humanos de no discriminación e igualdad.

La relatora condenó la tendencia porque promueve prácticas y políticas excluyentes o represivas que dañan a individuos o grupos por su raza, etnia, origen nacional y religión, entre otras categorías sociales relacionadas. En su informe la Relatora Especial abordó el uso contemporáneo que se hace de la tecnología digital en la propagación de intolerancia neonazi y formas conexas de intolerancia.

Achiume apuntó contra tendencias y manifestaciones recientes de glorificación del nazismo, el neo-nazismo y otras prácticas que contribuyen a exacerbar las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia. También puso de relieve la obligación que tienen los Estados, en virtud del derecho de los derechos humanos de contrarrestar esas ideologías extremas en Internet, así como las responsabilidades de las empresas de tecnología a la luz de los principios de los derechos humanos.

Asimismo, se expresó sobre la conmemoración la directora ejecutiva de la UNESCO, la francesa Audrey Azoulay. “La discriminación racial sigue sin estar recluida en los libros de historia. Esta forma despiadada de exclusión e intolerancia se sigue manifestando en ámbitos como los terrenos deportivos, los medios de comunicación, las calles, los lugares de trabajo e incluso en los pasillos del poder”, lamentó la funcionaria internacional. Precisamente, su país es uno de los escenarios que cobija avances políticos del así llamado “nacionalismo populista”.

Aportó que “en los 50 años transcurridos desde la entrada en vigor, en 1969, de la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, se han eliminado muchas de las leyes raciales más perniciosas presentes en todo el mundo, y se han abolido la esclavitud y el apartheid”. Pero “lamentablemente, el rostro infame de la discriminación racial se vuelve a presentar ante nosotros en el discurso público”.

Para Azoulay, “la lucha contra el racismo es una cuestión de dignidad humana y de construir un mundo mejor”. El imperativo se completa con la promoción de “la diversidad, la inclusión, la no discriminación y una cultura de paz y solidaridad”. Al igual que su colega de la Relatoría Especial, resaltó que “Internet puede ser un terreno abonado para propagar la discriminación racial, la xenofobia y las ideologías supremacistas, cuyos objetivos suelen ser los migrantes y los refugiados, así como los afrodescendientes”. Y los pueblos indígenas, sumamos nosotros.

Como organismo de la ONU que se encarga de la comunicación y la información, la UNESCO elabora “herramientas de alfabetización mediática e informacional destinadas a combatir estas actitudes en la red y frenar la difusión de noticias falsas”. Claro que esas acciones forman parte de “un concepto más amplio de la educación para la ciudadanía mundial que busca el desarrollo de competencias para fomentar el entendimiento mutuo, el pensamiento crítico y el diálogo intercultural”. Quisiéramos políticas públicas en la Argentina en esa sintonía.

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