27/10/2018

Su historia es (con)movedora

Se conmemoró en la víspera el Día Mundial del Patrimonio Audiovisual. Es que además del producto que constituyen en sí mismos, las películas, los programas de radio y televisión, más las grabaciones de audio y video, se consideran y con razón, documentos audiovisuales. Desde esa perspectiva son patrimonio de la humanidad porque contienen información clave sobre los siglos XX y XXI.

“El legado audiovisual constituye una parte significativa de nuestro patrimonio cultural. Imágenes y sonidos, preservados en películas, videos o grabaciones radiofónicas, hacen revivir nuestro pasado y fijan en nuestra memoria colectiva acontecimientos, escenas o situaciones que, sin esos materiales, se esfumarían en el olvido o no pervivirían más que de forma austera y desencarnada”, según resaltó la directora general de la UNESCO.

La francesa Audrey Azoulay consideró que “el patrimonio audiovisual es no solo una fuente inestimable de saber, sino también un testimonio dinámico de nuestra diversidad social, cultural y lingüística. Esta memoria aún viva, indispensable para historiadores, científicos y simples ciudadanos que quieran indagar en lo que fue su pasado, es sin embargo muy frágil”. Esa fragilidad explica la conmemoración.

Tamaña riqueza “está amenazada por la obsolescencia de las tecnologías y los soportes analógicos”, aunque también “por la escasa atención que se le suele prestar, sin olvidar que corre especial peligro en ciertos contextos sociopolíticos”. Fue a raíz de esas dificultades que la UNESCO instauró la jornada, con el ánimo de “sensibilizar a la opinión pública sobre la necesidad de salvaguardar el patrimonio audiovisual” y respaldar a las instituciones que se ocupan de la temática.

La diplomática expresó también que la sección de la ONU que dirige, “promueve la digitalización de los archivos documentales y ha integrado ella misma numerosos elementos audiovisuales en su registro Memoria del Mundo: de las grabaciones de los conciertos de Aretha Franklin o Lionel Hampton en el Festival de Jazz de Montreux a los excepcionales documentales realizados a partir de los años 50 cincuenta sobre la tribu de los Ju’hoansi del desierto de Kalahari (Namibia), pasando por los archivos de la Conferencia de Bandung (Indonesia, 1955)”.

En 2018, la UNESCO organizó las actividades alusivas en asociación con el Consejo de Coordinación de las Asociaciones de Archivos Audiovisuales, con el lema “Tu historia es (con)movedora”. La intención parece evidente: “valorizar archivos personales y familiares, hacerlos salir de sótanos y desvanes para compartir fragmentos de vida, instantes fijados en celuloide o bandas magnéticas que resuciten con emoción una existencia que ya pertenece al pasado”.

Resulta que tales archivos, “a veces descuidados o relegados al olvido, constituyen un tesoro que puede alimentar nuestra memoria colectiva y crear un vínculo entre las generaciones, un vínculo que nace de los afectos que conectan esos archivos”, resaltó Azoulay. Es que el patrimonio no es un objeto inanimado: es portador de sentido, de significado y de todas las emociones que acompañaron la vida de las generaciones pasadas.

Cada día, cientos de miles de grabaciones son capturadas, conservadas y anotadas por archivistas para luego permitir búsquedas, descubrimientos, nuevas interpretaciones y renovados usos que permitan disfrutar de las imágenes en movimiento y las grabaciones de sonido. La UNESCO quiere realzar esa tarea y la revalorización de ese patrimonio, posible gracias a la conservación y preservación de archivos.

La irrupción de los medios digitales creó oportunidades como nunca antes para que los archivos se conecten directamente con sus públicos. Las metodologías que permiten compartir información audiovisual atraen nuevas audiencias de maneras cada vez más novedosas. La entidad internacional exhortó a promover eventos de archivo compartido.

Los archivos audiovisuales son piedra angular para mantener o reconstruir la memoria del mundo, con grabaciones que permiten a las nuevas y futuras generaciones recordar y dar contexto a la historia, la cultura y la humanidad durante. Es menester una mayor comprensión sobre el papel único que desempeñan los archivos audiovisuales y la necesidad de su salvaguarda, preservación y protección como parte del patrimonio mundial.

Desde la invención de la industria audiovisual, incontables producciones de gran valor histórico y cultural se perdieron. Al constatar esas pérdidas, la UNESCO aprobó en 2005 la celebración del Día Mundial del Patrimonio Audiovisual cada 27 de octubre, como mecanismo para generar conciencia en el público sobre la necesidad de tomar medidas urgentes y reconocer la importancia que tienen tales documentos.

En esa línea, el Programa Memoria del Mundo impulsa la valiosa labor de los profesionales que se dedican a la preservación y ayuda a gestionar los aspectos técnicos, políticos, sociales y financieros, entre otros, que amenazan la salvaguardia del patrimonio audiovisual. La jornada se presentó como “la ocasión de celebrar la importancia que reviste este patrimonio para el conjunto de las mujeres y los hombres y para todas las sociedades”

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