TENIS: EMBAJADORES EN EL MUNDO

| 14/09/2018

Franco Livi, pasó de pelotear en el club del Prado a Roland Garros con los mejores del mundo

Franco Livi, pasó de pelotear en el club del Prado a Roland Garros con los mejores del mundo

Las figuras del circuito lo eligen de sparring, principalmente, cuando deben jugar ante Rafael Nadal. Vive en España y eligió volver por unos días a Bariloche. Le contó a El Cordillerano los detalles de esta singular experiencia. “De Nadal me sorprendió su capacidad para sobreponerse a situaciones adversas. Y de Djokovic su alegría y sentido del humor”, contó.

“Tengo una sobredosis de felicidad”, reconoce entre risas Franco Livi que eligió la montaña para reencontrarse con la ciudad que lo cobijó durante diez preciosos años de su vida. Nació en la ciudad italiana de Macerata y cuando tenía tres años, su familia echó raíces en Bariloche. La pasión por el tenis se impregnó inmediatamente en su cuerpo y las horas de alegría sucedían siempre con raqueta en mano y en el club del Prado. Más allá del interminable universo del que goza la imaginación de un chico, Franco nunca logró suponer el destino que lo esperaba.

“Esta ciudad me aportó una infancia preciosa, rodeada de naturaleza. A pesar de no ser un lugar tradicional para jugar al tenis, pude hacerlo. Cuando cuento en Europa que soy de Bariloche, todos los relacionan con el esquí”, comentó Franco quién consiguió disfrutar en Europa de una experiencia única a través del tenis: ser el sparring de grandes tenistas del mundo en destacados torneos. Comenzó en el Masters de Madrid en 2013, y a partir de ese momento se abrieron oportunidades.

Se lo conoce en el circuito como el mejor “imitador” de Rafael Nadal. Entrenó con Novak Djokovic, Alexander Zverev, Diego Schwartzman, Pablo Carreño, entre otros brillantes deportistas.

 “De Nadal me sorprendió su esfuerzo, la capacidad de sobreponerse a situaciones adversas. No para. Cuando le dicen que ya fue suficiente, que van a cortar, él no frena y ahí entendés por qué está donde está”, contó y agregó que también lo sorprendió la alegría de Djokovic. “Le da un lugar importante a la diversión, más allá de ser híper profesional. Pero es una persona muy cercana, y muy graciosa”.

En este recorrido, Franco vivió situaciones que lo impactaron, especialmente. Una de ellas fue el insoportable calor de Qatar. “Es admirable cómo los deportistas pueden jugar con esas temperaturas”, dijo sorprendido y también recordó una experiencia en China que calificó de “surrealista” porque tuvo que firmar cientos de autógrafos luego de uno de los entrenamientos por varios minutos. “Me lo pidió la organización”, aclaró sonriente. Y por supuesto, también lo impresionó el universo único de Roland Garros.

El barilochense no se queda quieto. Además de su rol de entrenador, profesor y sparring, hizo un máster de Alto Rendimiento y Coaching Deportivo. Su tesis fue sobre el coaching educativo y cómo se pueden fomentar los valores del deporte a la vida cotidiana. Se puso en contacto, entonces, con la organización de cooperación internacional Ayuda en Acción y aplicaron un programa destinado a enseñar tenis a los chicos en Nicaragua. Lo hizo durante dos años. “Fue muy bueno para mí porque te podés confundir que Roland Garros es tu mundo y no lo es”, definió.

 

Los jóvenes 

El recorrido deportivo de Franco es admirable, desde el club del Prado hasta los entrenamientos en los torneos de tenis más importantes del mundo con figuras encumbradas. En ese camino siempre hubo disciplina y una plena dedicación. “Los deportistas jóvenes de hoy no entienden tanto el proceso de sacrificio hasta que llegan los resultados”, describió y utilizó el concepto de “la recompensa instantánea” como uno de los hábitos en la cultura que pueden significar serios obstáculos. Según Franco, los jóvenes están acostumbrados hoy a recibir de forma inmediata lo que desean, “y eso no pasa en el deporte. No es así”.

Ahora este muchacho, de 29 años, decidió replantearse su camino profesional, eligió algunos meses sabáticos, subir -como lo hacía de chico- al Catedral para disfrutar del esquí y empezar a bosquejar su futuro. Está en un momento de aplicar proyectos que giran en su cabeza a nuevos desafíos. Algo que le apasiona y que sabe, nunca tiene límites.

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