05/09/2018

Crónica de una muerte anunciada: Cierre del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva

Crónica de una muerte anunciada: Cierre del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva

Como presidenta de la Comisión de Ciencia y Técnica del Senado, y en representación del sentimiento de tristeza y angustia de muchos actores del sistema, deseo expresar mi más enérgico rechazo a la decisión del presidente Macri de quitarle el rango ministerial a la cartera de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCyT).

Creado en el año 2007 por decisión del gobierno anterior y por primera vez en la historia argentina, este ministerio permitió fortalecer sin precedentes una política de promoción de la ciencia y la tecnología por parte del Estado Nacional, a los fines de contribuir a un desarrollo económico independiente y reafirmando nuestra capacidad de soberanía tecnológica.

El MINCyT fue actor principal en la expansión del sistema científico experimentado hasta 2015, a través de innumerables medidas que incluyeron la repatriación de científicos, la construcción de laboratorios, aumento progresivo de ingresantes a la carrera de investigador científico del CONICET (CIC), la ampliación de fondos a Programas específicos dependientes de la Agencia de Promoción Científica, Creación de Institutos de Investigación de doble dependencia con Universidades Nacionales así como el aumento de becas y de personal técnico y administrativo.

Hoy la situación es diametralmente opuesta. Se redujo en un porcentaje importante el número de ingresantes a la CIC, los salarios y becas se encuentran en constante disminución, no se giran fondos para el funcionamiento de institutos y centros de investigación, se eliminó el plan nacional de infraestructura, ni la Agencia ni el CONICET cuentan con presupuesto para afrontar los pagos de subsidios de investigación y compras de equipamiento ya acordados, y se han suspendido las contrapartes de convenios internacionales. La reciente megadevaluación ha agravado el poder adquisitivo de los ya bajos subsidios de investigación, sobre todo en las áreas experimentales en que la inmensa mayoría de insumos y equipamiento son importados y cotizan en dólares.

El desfinanciamiento del área está llevando gradualmente a un futuro incierto y al achicamiento del sector, que forma parte sustantiva del crecimiento de una sociedad basada en el conocimiento y el know-how científico.

Esto, sumado a una excesiva apertura de la economía, la transferencia de recursos a las empresas prestadoras de servicios que involucran tarifazos que destruyen a la pequeña y mediana empresa, la liberalización del mercado y fuga de capitales, el desmedido endeudamiento, y el castigo a la educación pública en todos sus niveles, son las claves para entender que para este gobierno la ciencia y tecnología pueden ser prescindibles.

No podemos dejar de mencionar que juntamente con la eliminación del Ministerio y sus dependencias, también se afectan institutos tecnológicos como INTI e INTA, el estrangulamiento de empresas de tecnología como ARSAT, VENG, FAdeA e INVAP y la cancelación de proyectos de desarrollo tecnológico autónomo como Arsat-3 y una nueva central nuclear con tecnología CANDU, propiedad de NASA, que permite que empresas nacionales, sobre todo Pymes, sean proveedoras de partes. Lejos estamos de defender a la ciencia y tecnología y a su capital más preciado que son los Recursos Humanos que tantos años nos costó formar como país.

En un marco creciente de resistencia social a la implementación de estas políticas, como lo demuestran las masivas movilizaciones recientes en defensa del presupuesto propio a las universidades y al sector Científico/Tecnológico, llamo a la reflexión a la sociedad en general para defender y manifestarse a favor de la continuación del MINCyT y sus consecuentes políticas que promuevan el crecimiento del sector como base de desarrollo para un futuro mejor.

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