09/07/2018

Cómo reconocer al triangulador

Cómo reconocer al triangulador

Muchas personas se colocan en el medio de una relación. Por lo general, para dañar a una o a ambas partes. Dicha actitud se conoce como “triangulación”. Un triángulo entre personas jamás provee una salida sino que, por el contrario, enmascara el problema real. 

¿Cuál es la técnica más común que utiliza el triangulador para hacer caer a los demás? La victimización. Es decir, que se presenta a sí mismo como una víctima en alguna de las siguientes modalidades:
* De él mismo o ella misma: Es aquel que repite: “No puedo”, “no tengo capacidad”, “no tengo los recursos”.
* De alguien más: Es aquel que pone el foco afuera y le echa la culpa a los demás: “Vos me hiciste enojar”, “mi marido no me deja”, “mis padres me lastimaron”.
* De la vida: Es aquel que culpa al mundo entero de su suerte: “No me entienden”, “la situación económica no me ayuda”, “nadie me da una mano”.
Necesitamos entender que la victimización siempre busca manipular al otro, a través de la lástima y de colocarse en un “aparente” nivel inferior. Estas son cuatro de las acciones que lleva a cabo quien adopta esta actitud:

1. Se culpa a sí mismo por todo

Un ejemplo típico es la persona que se culpa porque sus padres se separaron, o porque no se llevaban bien en la pareja. En el fondo, espera que los demás le digan: “Pobre… la culpa no es tuya”. Quien se culpa a sí mismo por todo inconscientemente busca ser castigado para sentirse redimido. Pero rara vez modifica su conducta. El objetivo del autocastigo es pagar una culpa a través del dolor pero nunca trae como resultado un cambio. Autorreprocharse es un rasgo infantil que no lleva a nadie a un cambio productivo y duradero. No tiene sentido sentirse culpable, pues solo hacernos 100% responsables de nuestra vida (y corrigiendo lo que haga falta) nos permite aprender y crecer. El castigo solamente provoca sufrimiento pero no resuelve nada.

2. Culpa a alguien más por todo

La persona que culpa a otro tiene la creencia de que todos sus problemas son externos y no puede hacer nada al respecto. Su forma de hablar es pasiva. Dice cosas tales como: “El plato se rompió” (no lo rompí yo), “el dinero se perdió” (no lo perdí yo). Es la madre que les dice a sus hijos: “¡Si se siguen portando así, me van a matar de un infarto!”. O el hombre que le reprocha a su familia: “No me compré nada para mí para darles todo a ustedes”. Quien se conduce así no está asumiendo la responsabilidad por su vida y elige culpar a otro por lo que él o ella hace o no hace, aunque no lo reconozca. Quien vive justificándose de este modo queda atascado en esa posición y es incapaz de mirar hacia adelante y avanzar.

3. Proyecta su actitud en alguien más

Mucha gente que no se atreve a admitir lo que piensa y siente proyecta todo eso en otros. Es aquel que expresa: “En este trabajo todos te ningunean”, “tuviste una vida muy difícil”, “¿quién te va a amar a vos?”, “¡qué cara de cansado tenés!”. En realidad, es la persona que dice este tipo de frases el ninguneado, el que tuvo una vida dura, el que siente que nadie lo quiere, el que está cansado.

4. Vive haciendo reproches

Hay padres que viven reprochándoles a sus hijos, hijos que viven reprochándoles a sus padres, o personas que viven reprochándoles a sus parejas, por todo lo que sienten que no pudieron hacer o lograr. “Por cuidarte, no pude volver a formar pareja”, “por tu culpa, no pude estudiar lo que quería”, “por vos, renuncié a ese trabajo tan bien remunerado”. En el fondo, quien hace esto se siente impotente pero no reconoce su actitud y cree que dejó de hacer cosas por los demás. En el caso de una pareja es bueno aclarar que, como reza el dicho: “El tango se baila de a dos”, de modo que ambos son responsables de lo que sucede en la relación.

La victimización de aquel que triangula y busca estar en el medio de los demás es totalmente inútil. Caer en su trampa es solo reforzar su actitud y perpetuar su accionar. Si reconocemos a un triangulador, lo ideal es mostrarle su actitud de víctima y ayudarlo a empoderarse y salir de su toxicidad.

Si tenés alguna consulta, podés escribirme a [email protected].

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