He experimentado un renacimiento en el otoño de mi vida tras superar una enfermedad temida. En este presente, me encuentro disfrutando con mayor gozo, y debo reconocer que este bienestar ha sido posible gracias a la sabia interacción de la Ciencia y la Tecnología, canalizada a través de la Fundación INTECNUS, que ha brindado un beneficio inconmensurable a la humanidad.

Desde la parquización de sus instalaciones hasta la distribución de servicios, los sanitarios, la higiene, los asientos y los refrigerios, cada aspecto ha sido cuidadosamente diseñado para el confort y bienestar de los pacientes. Quiero destacar el incansable trabajo de las personas que día a día guían, aconsejan, orientan y apoyan a cada paciente en todas las áreas del instituto: laboratorios, recepción, tomografías, radiología, enfermería, entre otros. Aunque el espacio no me permita mencionar a todos, es crucial reconocer que cada rincón del instituto ha sido pensado para acompañar la recuperación de la salud de cada individuo.

La calidad y calidez de cada agente de INTECNUS merece ser resaltada. La afectuosa sonrisa de cada funcionario, acogiendo el desconsuelo con el que muchos ingresamos, representa un verdadero acto de bienvenida que nos hace sentir como si estuviéramos en otro planeta.

Desde mi modesta posición como adulto mayor, quiero expresar mi más sincero agradecimiento y felicitaciones.

Atentamente,

Marta Ester Beovide