La noticia del asesinato de tres carabineros en la región chilena del Biobío, más allá de causar dolor por la barbarie en sí misma (fueron acribillados y luego prendidos fuego dentro de una camioneta), en algunos pobladores del sur argentino trajo aparejada una preocupación extra.

En el país trasandino, en medio del descontento y bronca por la situación (que incluso llevó a un gobernador a pedir que se reinstalara la pena capital derogada en 2001), muchos hablan de una autoría de origen indigenista.

Pero, en aquel caso, las reivindicaciones indígenas estarían atadas a acciones criminales en pos de financiamiento, y, en ese sentido, destacan que, además de matarlos, a los carabineros les robaron sus armas.

En definitiva, quienes apuntan a esa teoría especulan con que el hecho habría sido perpetrado por alguna agrupación mapuche cuyo funcionamiento siguiera lineamientos delictivos.

Pero, más allá de ese razonamiento que prevalece del otro lado de la cordillera, en la Argentina están quienes, al escuchar la noticia, recordaron lo que sucedió en la propiedad Los Radales, en septiembre de 2022, y, de alguna manera, propició el desalojo de la lof Lafken Winkul Mapu al mes siguiente.

Foto: Matías Garay.

En aquel lugar, tras un atentado incendiario a la cabaña, se había colocado un tráiler de Gendarmería, para asegurar la zona.

Sin embargo, en un ataque nocturno que incluyó balas, el puesto quedó en llamas y los gendarmes, con orden de no reprimir, se retiraron.

Luego se realizó una inspección en el lugar, y nuevamente hubo una acción violenta por parte de encapuchados que desembocó en la salida de los efectivos de las fuerzas de seguridad y funcionarios judiciales.

Aquello fue el detonante del desalojo que se efectuó el 4 de octubre de aquel año.

En definitiva, ante la noticia de lo que sucedió en Chile, hay muchos que se preguntan si aquella noche del ataque a la casilla de Gendarmería no podría haber terminado mucho peor… Incluso están los que por lo bajo comentan que aún temen que suceda alguna acción violenta en la Patagonia.

La problemática Mascardi lejos está de haber finalizado.

Por ejemplo, por un lado, falta poco para que se inicie un juicio por usurpación, pero, por otra parte, desde la Lafken Winkul Mapu reclaman que el trato al que se llegó con el Estado durante la gestión presidencial anterior, que incluía que la machi (autoridad espiritual) Betiana Colhuan se instalara en el predio de Parques Nacionales donde se encuentra el rewe (sitio sagrado), quedó en la nada.

Es decir, el tema aún se encuentra abierto.

Foto: Matías Garay.

Y en cuanto a lo que sucedió en Los Radales, si bien el propietario y actual presidente de la junta vecinal del lugar, Luis Dates, dice que no tiene dudas acerca de que los ataques a su propiedad fueron realizados por integrantes de aquella comunidad, la machi lo ha negado. Betiana Colhuan, aunque ha reconocido que la lof avanzó sobre otros terrenos, en el caso puntual de Los Radales, aseguró que ellos, tanto en el incendio como en lo relativo al ataque posterior al tráiler de Gendarmería, no tuvieron nada que ver. “Armaron una estrategia para desalojarnos”, aseguró.

Foto: Facundo Pardo.

El asunto es que, como esquirlas de una granada que explotó al otro lado de la cordillera, en Villa Mascardi vuelven a resurgir cuestiones que nunca se fueron del todo. Como si el territorio de aquel lugar paradisíaco no terminara de encontrar tranquilidad… para nadie.