En nuestra sociedad está naturalizado que el dinero tiene un poder inapelable. Por ello los que más sufren carencias tienen menos posibilidades de revertir su situación. Dentro de esta escala, las mujeres e identidades feminizadas suelen estar un escalón más abajo. La doctora en Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) Laura Cantore así lo demuestra en sus trabajos de investigación. Por esto creó la primera Diplomatura de Violencia Económica con perspectiva de género en la Universidad Nacional de Villa María.

En cualquier emprendimiento económico sea grande o modesto puede verse el lugar de la mujer y su diferencia frente al hombre. Ni hablar en los litigios de divorcio o en las duras peleas por la cuota alimentaria, donde los casos que se dilatan deberían pasar de oficio al fuero penal. "Cuando hay violencia económica, el dinero ocupa el lugar del afecto", dice Cantone. “En una intersección con violencia económica y violencia sexual, a mayor capacidad adquisitiva las violencias y los sometimientos son peores”. La violencia económica está descripta en la Ley 26.485. En la Argentina, hasta el año 2022, hubo un solo fallo al respecto, que fue el caso de Dolores Etchevehere.

Ella es especialista en casos de abuso sexual intrafamiliar y la revelación tardía, trabaja en el Poder Judicial de Córdoba en Niñez y Adolescencia, es docente de Filosofía del Derecho e Introducción al Derecho en la UNC, y ha dictado clases en Argentina, El Salvador, Colombia, México, España (Madrid) e Italia (Milán). Es autora de artículos científicos, muchos publicados en la revista Múgica. Preside la Fundación Una Puerta cuyo lema es “Se abre Una Puerta por el respeto a los derechos humanos, la igualdad de género y la erradicación de las violencias, para un mundo más justo y humanitario”.

La violencia económica con perspectiva de género es “un tipo de poder que se ejerce y se sufre más allá de las clases sociales, que es socialmente aprendido y que suele estar naturalizado al punto de no ser registrado”.