18/11/2023

Influencers, belleza e inteligencia artificial

Aitana López se convirtió en un fenómeno de internet, sus más de 100 mil seguidores la hicieron famosa en pocos días, lanzando meteóricamente su carrera de influencer. Se define como amante del gaming, del cosplay y del fitness. Esto último verificado por una belleza y un cuerpo perfecto, diseñado milímetro a milímetro por la inteligencia artificial. 

El hecho de que Aitana López no existe realmente, parece poco importarle a quienes le dejan sugestivas propuestas amorosas. Si vamos al caso, Geoff Gallagher¯se casó con Emma, una mujer robot. Quizás tengamos que acostumbrarnos a esas raras nuevas relaciones humanas. 

Sus creadores le dan vida, la humanizan y así la puedes ver en el gimnasio, en sesiones fotográficas, con o sin maquillaje, con los más variados estilos, ropas y en el lugar que las grandes marcas deseen. Y ese es el punto, Aitana trabaja de sol a sol, sin quejas, sin atrasos, sin aires de diva consagrada y forma parte de la empresa The Clueless. La empresa con sede en Barcelona, se presenta como una agencia de modelos de IA que representan diversas personalidades. 

Si bien el uso de IA para generar influencers es antiguo, para los tiempos de desarrollo de la tecnología, y existía Lil Miquela -2016- con sus casi 3 millones de seguidores, la perfección que se está consiguiendo en estos días es asustadora. Perfección que no solo se refiere a cánones de belleza, sino que la IA toma en cuenta una incontable variedad de parámetros que van desde los estereotipos de imagen hasta las tendencias musicales, sociales y culturales. Milla Sofia, es otra influencer digital creada por inteligencia artificial. Milla y Aitana no son las únicas, tampoco las últimas.

Estas nuevas influencers digitales nos plantean desafíos éticos y jurídicos que deben ser tratados con urgencia, con la rapidez que exige la evolución de las tecnologías. 

No agregamos nada nuevo si decimos que no hay legislaciones que regulen el tema de las influencers creadas por inteligencia artificial. Por su peso, y porque posiblemente sea la norma que marque el paso en la regulación de la inteligencia artificial, podemos mencionar que de acuerdo a la Propuesta de Reglamento de Inteligencia Artificial del Parlamento Europeo, podrían considerarse estas creaciones como de bajo riesgo, y en ese sentido el reglamento exige cuestiones de trasparencia; sus creadores deberían cumplir con la obligación de informar al usuario final de que está interactuando con un sistema de IA. 

Diferente sería el caso de que Aitana López genere su propio contenido, con autonomía de sus creadores, en cuyo caso debería ser considerada como una inteligencia artificial generativa, y encuadraría como de alto riesgo. A las obligaciones de transparencia se le agregan a sus creadores las de entrenar, diseñar y desarrollar el modelo fundacional de forma que se garanticen salvaguardias adecuadas contra la generación de contenidos ilegales, y sin perjuicio de los derechos fundamentales (tales como la libertad de expresión), y documentar y publicar un resumen suficientemente detallado del uso de datos de entrenamiento protegidos por la normativa aplicable sobre derechos de autor. 

Finalmente, debemos estar atentos y observar que estas influencers no utilicen técnicas subliminales más allá de la conciencia de una persona con el objetivo de distorsionar materialmente la capacidad de tomar una decisión del individuo que interactúa con estas modelos, provocando que el individuo tome una decisión que no habría tomado en otras circunstancias y cause o pueda causar un daño significativo. En estos casos, nos encontraríamos ante un sistema de IA prohibido por el art. 5.1 (a) del Reglamento IA.

Para concluir, y en esto soy reiterativo, me llama la atención el cada vez más palpable desinterés de separar lo real de lo irreal. Fenómeno que venimos observando desde las fake news, y que ahora de la mano de la IA se traslada a los relacionamientos. Muchas personas parecen no cambiar su comportamiento aún a sabiendas de que ellas no existen y son irreales. Estamos a pocos pasos de la desaparición de las fronteras entre lo físico y lo virtual, y ello tendrá impacto necesariamente en el patrimonio, los derechos y la vida de las personas. ¿Qué vamos a hacer los humanos al respecto? 

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