NADIE PIDE “RIFLE SANITARIO”, PERO…
| 17/11/2023Del ramoneo resulta el daño más importante que provoca el ciervo colorado
Estudios que se hicieron en isla Victoria indican que la práctica tiene un 65 por ciento de incidencia sobre las “especies leñosas”, aunque no es el único efecto que el animal introducido genera.
De acuerdo, nadie pide “rifle sanitario” ni remedios que sean peores que la enfermedad. Pero el ramoneo y otras prácticas del ciervo colorado, como el consumo de cortezas o el frotamiento de sus astas al demarcar territorio, generan efectos contraproducentes muy significativos en los bosques nativos a escala local. Estudios que se practicaron en isla Victoria evidencian que la presencia de la especie exótica atenta considerablemente contra la regeneración en zonas boscosas.
Después de que un ejemplar de ciervo colorado fuera avistado por vecinos en barrios del Este de Bariloche, El Cordillerano publicó una serie de notas que generaron gran interés entre el público lector. En la anterior, la bióloga Gabriela Klier amplió las miradas desde la perspectiva de la Filosofía de la Biología y puso en común una serie de preguntas de difícil respuesta. Por ejemplo: ¿privilegiar la preservación del ecosistema en su conjunto o tener presente las perspectivas especistas que resaltan la importancia de cada ser vivo?
Mientras se llega a alguna conclusión, aportamos más información para que se termine de entender la complejidad de un fenómeno que incluye destrucciones o modificaciones sustantivas de hábitats. En ese contexto y “a la fecha, la información cuantitativa que se tiene sobre el impacto del ciervo colorado en Patagonia proviene de comunidades de bosques, y prácticamente se reduce a bosques de coihue y ciprés, en Argentina, y a bosques húmedos en el sur de Chile”.
En consecuencia, “próximas investigaciones experimentales sobre el impacto del ciervo en la vegetación deberían contemplar otras comunidades frecuentemente utilizadas por el ciervo colorado, como los bosques de lenga o aquellos que tienen un altísimo valor de conservación por su rareza como los compuestos por raulí, roble pellín o araucaria”. Es otra de las recomendaciones que pueden leerse en “Ecología, impacto y manejo del ciervo colorado en el noroeste de la Patagonia, Argentina”, texto que lleva la firma de María Andrea Relva (Universidad Nacional del Comahue) y Javier Sanguinetti (APN).
Destaca el estudio que “el ramoneo ha sido sugerido como el tipo de daño más importante sobre los ecosistemas, al menos a escalas espaciales y temporales grandes”. Se llama así -ramoneo- a una forma de alimentación en la que un herbívoro come hojas, brotes tiernos o frutos de plantas, generalmente leñosas, como los arbustos. En tanto, otras actividades desarrolladas por los ciervos, como el descortezado (consumo de corteza) o raspado (frotamiento de astas para demarcación de territorio o ayuda de remoción del terciopelo) pueden tener efectos sustanciales a escala local”.
En efecto, en un estudio que se realizó en isla Victoria, Noelia Barrios García y otros investigadores “encontraron que el ramoneo es la actividad con mayor incidencia sobre las especies leñosas”, con un 65 por ciento de incidencia, “mientras que las otras actividades tienen una incidencia significativamente menor”, por ejemplo, 4 por ciento el descortezado y 2 por ciento el raspado.
También hay que considerar que “el pisoteo es otra actividad producida por los grandes herbívoros, reconocida por afectar los estadios tempranos de la regeneración (de los bosques), promoviendo el establecimiento de especies mejor adaptadas a este tipo de disturbio”, precisamente, pinos introducidos, a la vez que frenan “el de otras especies más susceptibles”. No obstante, “el efecto del pisoteo por el ciervo colorado no ha sido cuantificado aún en la región”, aclara la investigación.
En el mismo marco, “los ungulados (como el ciervo colorado) pueden influir indirectamente en las propiedades de los ecosistemas mediante sus diferentes actividades, como por ejemplo a través del ramoneo selectivo”, porque “altera la calidad y cantidad de hojarasca que llega al suelo”, ejemplifican Relva y Sanguinetti. En sintonía, el pisoteo incrementa cierta tasa de mineralización y también, “la proporción de suelo desnudo”.
En tanto, “las deposiciones de heces y orina”, también “aportan mayor cantidad de nutrientes fácilmente disponibles para las plantas y microorganismos”. Añade el texto que “en Patagonia, si bien el ciervo colorado afecta significativamente la composición, abundancia y estructura del sotobosque, el único estudio realizado hasta el momento (2012) no encontró diferencias en las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo en áreas con y sin la presencia del ciervo”.
Aclara el informe que “los autores atribuyen este resultado a la alta capacidad de los suelos volcánicos para estabilizar la materia orgánica, amortiguando los cambios inducidos por disturbios”. En el estudio citado, tampoco “se encontraron diferencias en la cantidad y calidad de hojarasca entre las áreas ramoneadas y no ramoneadas. Los autores sugieren aquí que quizás 7 años de exclusión de los ciervos no serían suficientes para detectar cambios inducidos por la herbivoría (el consumo de vegetales por parte de animales), particularmente en suelos volcánicos altamente estables como los de la región”. Y pensar que en su momento renegamos por las erupciones del Caulle-Puyehue…