Luego del impacto del primer Encuentro Nacional de Mujeres se decidió realizarlo todos los años en un fin de semana largo para garantizar la mayor participación rotando la sede. El segundo fue en Córdoba donde se conformó una comisión organizadora local, característica de las sucesivas ediciones. En esa oportunidad se agregaron temas como Tercera Edad, Adolescencia y Juventud, Mujer Joven. Luego fue el turno de Mendoza con un énfasis en las relaciones laborales incluyendo las amas de casa, las trabajadoras domésticas y rurales. También se realizó la primera peña. En el 89, Rosario fue la sede en plena crisis económica. Se logró contar con subsidios internacionales sin condicionamientos destinados a las participantes de menores recursos. Se organizó además con un sector destinado al cuidado de niñes.

Como la convocatoria fue creciendo los partidos políticos quisieron capitalizar este movimiento. Las organizadoras buscaron la manera de lograr la mayor participación y horizontalidad posible: “el Encuentro es de todas, somos todas del Encuentro respetando que son multisectoriales, con gran heterogeneidad y con todo el pluralismo que componen sus integrantes”. Se dejó claro que los hombres no participarían de ninguna manera. Con esta estrategia participativa se ha logrado aislar los intentos de cooptación o sabotaje al libre fluir de las ideas y opiniones. 

En el 2003, en Rosario el reclamo “educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir” trascendió los Encuentros para instalarse en la agenda política. De los encuentros salieron leyes fundamentales: Cupo femenino, violencia de género, trata de personas, matrimonio igualitario y la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), además de la implementación de programas de salud reproductiva, entre otras. Una cuestión notable es cómo la presencia femenina se fue consolidando en los distintos estamentos sociales. Desde entonces el número de participantes se fue incrementando, llegando a 200.000 participantes en el 2019 en La Plata. Los medios masivos en general resaltan el vandalismo de un puñado minúsculo que la gran fiesta que significa un encuentro de estas magnitudes. Las que participan saben de qué se trata.

San Carlos de Bariloche será anfitriona del 36° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries, del 14 al 16 de este mes. Ya lo había sido en el 2011. Habrá 112 talleres divididos en 16 ejes: Historia, procesos y tensiones en los encuentros y los movimientos de mujeres, disidencias, feminismos y transfeminismos; Identidades sexogenéricas atravesadas por la interseccionalidad; Territorios; Activismos y organización; Niñeces, adolescencias, adulteces y vejeces; Relaciones sexo-afectivas, familias diversas y crianzas; Las luchas en el ámbito de la salud; Trabajo y desocupación: desafíos actuales; Educación, ciencia y técnica; Derechos y reivindicaciones en el ámbito del arte y el deporte; Violencias por motivos de género en todos los ámbitos; Trata de personas y sistema prostituyente; Derechos Humanos y acceso a la justicia; Religiosidades, religiones e instituciones religiosas; Coyuntura geopolítica y económica y Cuidados.

Los que no participamos deberíamos estar atentos y dejarnos sorprender con las propuestas que pueden cambiar (y mejorar) nuestras vidas.

El programa completo puede verse en https://drive.google.com/file/d/1S0-X--iYEeVsohiJAy5U76r1ANf-jY-9/view?fbclid=IwAR0RnxN2hbhc_FdEqT6JfapO1sc07e7InjQrilBcnGzUQ44WtZLfqj_rYwA