CUMPLE LA PENA CON PRISIÓN DOMICILIARIA
| 13/09/2023Mató a su esposo por codicia desmedida: busca una revisión de sentencia

María del Rosario Monzón fue condenada a prisión perpetua el 4 de mayo de 2005 como autora del delito de homicidio triplemente calificado por el vínculo, el modo de ejecución y el móvil de codicia en perjuicio de su esposo, Miguel Ángel Salguero. Se presentó ante el STJ buscando una revisión de la condena.
Monzón, se presentó a fines de agosto pasado ante la Oficina Judicial de Bariloche para notificar el cambio de abogado defensor, designando a Rodolfo Rodrigo como su asesor para revisar la condena que le impusieron por el hecho ocurrido en el año 2004, cuando por codicia asesinó a su marido, el militar Miguel Ángel Salguero.
Pero el nombramiento de Rodrigo como su defensor, derivó en el apartamiento de la jueza del STJ María Cecilia Criado, en virtud de los vínculos familiares de la magistrada con el letrado. Los jueces Ricardo Apcarian, Sergio Barotto, Sergio Ceci, Liliana Piccinini y María Rita Custet Llambí, aceptaron la excusación de la jueza, que no intervendrá en las actuaciones de revisión.
Monzón, ya había intentado diversos recursos para mejorar su situación, pero una vez que la condena quedó firme también intentó una reducción de pena sin suerte. Ahora, a casi veinte años del atroz crimen, busca una revisión integral de la sentencia que mejore su posición.
No obstante la pena de prisión perpetua que le impusieron, se cumple desde febrero del 2011 en carácter de prisión domiciliaria, pues los informes médicos revelaron que la mujer padecía un cuadro de "hipertensión, cefaleas continuas y estado de estrés", que se veía potenciado por el estado de encierro, la falta de estímulos, el ritmo carcelario y una presunta tendencia suicida.
Un plan urdido en la codicia
Mucho tiempo antes del 14 de julio de 2004, María del Rosario Monzón había tomado la decisión de asesinar a su esposo. Y tenía varios motivos para hacerlo. Su plan contemplaba la simulación de un robo, el cobro de los seguros de vida de su marido –al que le faltaba poco para retirarse del ejército y ello reduciría notablemente sus ingresos- y por otra parte, porque cuando éste regresaba a la ciudad –trabajaba toda la semana fuera de Bariloche- entorpecía su relación extra matrimonial con otro hombre del Ejército Argentino. La mujer utilizó todos los elementos a su alcance para ejecutar su maniobra.
Convenció a Leonardo Calvo, quien mantenía una relación sentimental con una hija del matrimonio que Salguero no aprobaba y de ese modo, prepararon una emboscada al caer la noche de aquel día. Monzón le pidió a su marido que la acompañase a jugar a la quiniela a un kiosco cercano. En el camino, oculto entre la vegetación, esperaba Calvo, que tal como se había planeado, al verlos pasar, irrumpió en la escena y le disparó por la espalda.
Atemorizado, Calvo huyó repentinamente de la escena sin completar la tarea, abandonando el arma utilizada y olvidando una mochila en las inmediaciones, que contenía una caja de proyectiles –en la que faltaban aquellas que se utilizaron para cargar la pistola Bersa y un currículum vitae que luego serviría para detenerlo-. Decidida, Monzón, no dudó un segundo, tomó el arma dejada por su yerno y ultimó al militar con dos disparos, para luego montar una gran farsa y denunciar que habían sido víctimas de un robo.
En fallo unánime, los jueces de la Cámara Segunda del Crimen condenaron a prisión perpetua a Monzón por matar con alevosía y por codicia a Salguero, y le impusieron 10 años de prisión a su cómplice y yerno, Leonardo Maximiliano Calvo, quien comenzó la ejecución del crimen y escapó cuando creyó que lo había concretado.
El por entonces juez de Cámara Miguel Lara, atribuyó a los dos involucrados una “codicia desmedida e inhumana” y agregó “apetito desmesurado de riqueza”, para finalizar indicando que Monzón fue “una mala actriz que no pudo llorar, y solo realizó algunos escasos ruidos que no llegaron a ser lastimeros”. También al analizar la participación de Monzón, que ultimó a su marido una vez herido por Calvo, apuntó “necesitaba que fuera bien hecho el trabajo que le había encargado a Calvo, porque de lo contrario durante la convalecencia de su esposo tendría mayores gastos y debería mostrarse como aplicada esposa".