EN 10 AÑOS, PASÓ A REVISTAR EN PELIGRO DE EXTINCIÓN

| 11/06/2023

¿Por qué ya no se ven mangangás en los jardines de Bariloche?

¿Por qué ya no se ven mangangás en los jardines de Bariloche?
Que no se convierta en recuerdo.
Que no se convierta en recuerdo.

Hay niños y niñas barilochenses que no vieron nunca un mangangá. Tampoco quienes se instalaron en esta ciudad en años recientes. ¿A qué se debe tan drástica disminución?

No hace tanto, su persistente e intenso zumbido solía llamarnos la atención. No hacía falta aventurarse en las intimidades del bosque para dar con su intensa tonalidad naranja y, a pesar de que su tamaño podía atemorizar, no hacía nada ofensivo si no era perturbado, es decir, no picaba. Ahora, son otros los abejorros que generan zumbidos y la verdad es que casi nadie vio mangangás el último verano. ¿Por qué? Su ausencia significativa ya se remonta a varios años. ¿Qué pasó o qué está pasando con los mangangás?

Como en Bariloche se instala gente cotidianamente para comenzar nuevas etapas de sus vidas, quizás haga falta aclarar que nos referimos a un abejorro nativo de Patagonia. Hay que ampliar: “Los abejorros son un importante grupo de abejas grandes, peludas y que viven en colonias. Se conocen más de 250 especies de abejorros en todo el mundo. Al igual que otros polinizadores, los abejorros transportan polen entre las flores de las cuales se alimentan de néctar y polen, contribuyendo a su polinización”.

Son fundamentales porque “este proceso favorece la reproducción sexual de la mayoría de las plantas con flores, y colabora en la producción, tanto en la cantidad como la calidad, de muchos cultivos. Entonces, los abejorros son actores importantes tanto en sistemas naturales, como en agroecosistemas”. La fuente es el texto que elaboraron Marina Arbetman, Carolina Morales, Victoria Campopiano Robinson y Eduardo Zattara, integrantes del Grupo de Ecología de la Polinización (EcoPol).

Científicas y científicos se desempeñan en el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA), ámbito que depende de la Universidad Nacional del Comahue y del CONICET. Su sede queda en Bariloche. En particular, el texto que traemos a colación es su participación en el libro “Ciencia ciudadana y polinizadores de América del Sur”. El capítulo pertinente tiene como título “Vi un abejorro”.

La crisis del mangangá se explica porque “a fines de los años 80, una de estas especies, el abejorro europeo, Bombus terrestres comenzó a ser criado comercialmente en Europa para la polinización de cultivos a gran escala (en campos e invernaderos). Actualmente sus colmenas artificiales (cajas donde vive una colonia) son importadas por varios países del mundo, entre ellos Chile a partir del año 1996 y hasta la actualidad”.

Como podía suponerse, “estos abejorros introducidos escaparon de sus colmenas y se establecieron en la naturaleza, propagándose a gran velocidad. En menos de diez años desde su introducción invadieron gran parte del territorio chileno y de la Patagonia (chilena y argentina), hasta llegar a la parte más austral del continente, ¡y más allá! (ya hay registros en la Isla de los Estados)”, aseguran las y los investigadores.

El problema radica que en que “desde la llegada de abejorros europeos, la biodiversidad nativa comenzó a verse amenazada. Por ejemplo, el abejorro nativo patagónico que habita solo en Chile y el sur de Argentina, comúnmente llamado mangangá o moscardón (su nombre científico es Bombus dahlbomii), fue una de las especies más drásticamente afectadas por la llegada de abejorros europeos, llegando incluso hasta su extinción local”.

No por nada no se ven más en los jardines de Bariloche. ¿Cómo ocurrió? Al igual que con otras especies exóticas, “los abejorros invasores compiten con el nativo por los lugares en donde hacen los nidos y por el alimento; además, trajeron enfermedades que eran desconocidas para los abejorros nativos y que probablemente les causaron mucho daño”, según estableció el grupo del INIBIOMA.

Lejos de quedarse con los brazos cruzados o de limitarse a observar, “la invasión de los abejorros europeos y el colapso poblacional del mangangá nos motivó a generar un proyecto de ciencia ciudadana, para poder registrar más ampliamente dónde está la especie nativa de Patagonia y dónde las invasoras y también para que se conozca esta problemática e involucrar a toda la sociedad en la búsqueda de información”, explica su contribución.

Ya hay experiencias al respecto. “Durante charlas para el público general, mucha gente recordó que en su infancia veía muy habitualmente a este abejorro y se dieron cuenta que habían observado este reemplazo de especies a lo largo de su propia vida. En los sitios donde se veía al abejorro nativo, ahora se ve casi exclusivamente al exótico. Es por esto, quizás, que en la Patagonia encontramos mucho interés de la comunidad en saber y comprender qué está pasando”, resaltó el grupo investigador.

Como hay muchos y muchas barilochenses que no llegaron a conocerlo, hay que recordar que el mangangá se caracteriza por sus “tórax y abdomen de notable coloración anaranjada. Alas claras, de color amarillento. Poseen un gran tamaño, y las reinas se encuentran entre los abejorros más grandes del mundo”. Lamentablemente y raíz de la situación que describimos, “se encuentra en peligro de extinción”. ¿Será reversible el proceso?

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