Bali es una isla de Indonesia, que atrae a turistas de todo el mundo por la belleza de sus playas y arrecifes. Sus habitantes tienen una larga tradición de convivir en armonía con la naturaleza. El 23 de junio de 2019 se proclamó la prohibición del plástico de un solo uso. Seis años antes las hermanas Melati e Isabel Wijsen habían empezado con la campaña “bye bye bolsas de plástico”, fundando una organización con el mismo nombre. Solo tenían 12 y 10 años.

Todo empezó cuando siendo niñas se preguntaron si estaba bien que las playas y el mar estuvieran cubiertos con plástico. La siguiente pregunta fue si se podía evitar esta situación.

Comenzaron por limpiar las playas sumando a otros adolescentes a acompañarlas. La temporada de tormentas monzónicas arroja toneladas de basura en las costas. Al poco tiempo se organizaron para que miles de balineses se distribuyeran en 115 puntos de la isla. Limpiaron playas, ríos y también las calles de las poblaciones. Ellos ya están sufriendo el aumento del nivel del mar, de ahí su rápida reacción.

Con el tiempo, Isabel quiso terminar sus estudios sobre alimentación sustentable y Melati continuó con la concientización sobre lo que acarrea la basura. Dio charlas TED, se reunió con distintas autoridades mundiales, pronunció una conferencia en el foro de Davos ante los empresarios más importantes del mundo y participó de varios encuentros sobre la crisis climática.

En sus tiempos libres usa las redes sociales para comunicar sus mensajes. Fundó “One Island One Voice”, organización que busca reducir los desechos, “Mountain Mamas” para darle trabajo a las mujeres vulnerables produciendo bolsos y “Youthtopia” que es una red de agentes de cambio orientada a adolescentes. Ella se autodefine como una “generadora de cambios de tiempo completo”.

Cuando se indaga por qué la mayoría de las activistas contra el cambio climático son mujeres hay que leer el informe de la ONU: Las mujeres son más vulnerables que los hombres porque son la mayoría de la población, están en los escalones más pobres y por ende dependen de los recursos naturales. Es un factor de identificación. Por ello, la próxima vez que tengamos un plástico de un solo uso en la mano reflexionemos si vale la pena utilizarlo.