La FIFA insiste en que ellos no quieren política, que solo les importa el fútbol como deporte. Las pruebas en contra son tan abrumadoras que hacen que esta afirmación sea risible.

La mayor competencia mundial (en cantidad de espectadores y movimiento económico) pretende mejorar la imagen del país que lo organiza sin mayores cuestionamientos sobre los derechos humanos, puede cambiar leyes de manera temporal e imponer normas por encima de las legislaciones nacionales.

 Las denuncias de corrupción son un buen ejemplo de cómo esta organización con sede en Suiza se desempeña con total impunidad para lograr sus propósitos. Cómo se logró la candidatura de Qatar, país que solo tiene grandes sumas de dinero disponibles como único mérito, es un claro ejemplo.

En Irán recién en el 2019 las mujeres pudieron entrar a un estadio para ver a su selección nacional, algo prohibido por ley desde la revolución de 1979. Las condiciones son férreas: un número pequeño de espectadoras, agrupadas en un solo sector del estadio, aisladas de los hombres y cubiertas de pies a cabeza. El Covid fue una buena excusa para suspender este recreo que se levantó para los partidos clasificatorios al mundial de este año. Pero tras la muerte de Mahsa Amini -una joven de 22 años, muerta luego de su detención por parte de la Policía de la Moral por no estar vestida adecuadamente-, las autoridades volvieron a dejarlas afuera en el partido que Irán le ganó 2 a 0 al Líbano con el cual logró ingresar a la Copa.

En Qatar 2022 la selección iraní se negó a cantar el himno en el primer partido en señal de protesta. Los hinchas se dividen entre los que corean “República Islámica” y “Mujer, vida, libertad”. Esto ha generado algunas escaramuzas violentas entre estos grupos. En el segundo partido la selección canto el himno, las presiones se hicieron sentir.

 Instantes antes del inicio, una mujer iraní se maquilló un corazón en medio del nombre de su país en la frente, se pintó lágrimas rojas oscuras en el rostro y desplegó una camiseta de su selección con el nombre “Mahsa Amini” y el número 22. Los fotógrafos lograron captarla antes que las autoridades cataríes la retiren del estadio y la detengan. No encontré su nombre en ninguna publicación, ni qué pasó con ella.