Inglaterra-Irán están jugando en este momento y es el segundo encuentro que se realiza, tras el comienzo del Mundial el día de ayer.

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Como forma de protesta contra la violación a los DDHH en Qatar, la Selección de Inglaterra se arrodilló en el campo de juego previo a su partido frente a Irán en el debut de la Copa del Mundo, un gesto que no está permitido por la FIFA y menos por el Comité organizador.

El técnico, Gareth Southgate, había adelantado en conferencia de prensa que los jugadores ingleses y el cuerpo técnico se tomarían un momento previo al partido que se juega en el Estadio Khalifa para hacer el gesto de protesta, ya que consideró que es su forma de mostrar su desacuerdo por la manera en la que miles de trabajadores fueron tratados para construir los estadios mundialistas.

“Sentimos que este es el (momento) más grande y creemos que es una declaración fuerte que dará la vuelta al mundo para que los jóvenes, en particular, vean que la inclusión es muy importante”, añadió el técnico.

Irán se sumó a las protestas

Los jugadores de la selección de Irán se mantuvieron impasibles mientras sonaba el himno de su país. Ninguno de los jugadores escogidos por el seleccionador, Carlos Queiroz, entonó el himno iraní. Los futbolistas persas protestaron así contra el asesinato de la joven iraní Masha Amini a manos de la Policía de la Moral de Irán.

Los jugadores de Irán no cantan el himno nacional en su primer juego contra Inglaterra en protesta por la violencia del régimen de Jamenei. https://t.co/CGLnFlZh9z

— Sergio Sarmiento (@SergioSarmiento) November 21, 2022

“Mujer. Vida. Libertad”, con esos carteles, los aficionados iraníes presentes en el Khalifa International Stadium de Doha también protestaron por la situación en su país, donde la mujer sufre continuas represiones.

Las protestas están dirigidas al régimen de Irán por el asesinato de Mahsa Amini, la joven de 22 años que en septiembre fue detenida y maltratada por la policía por no respetar el código de vestimenta iraní al no llevar bien puesto el velo.

Esta revolución ha llegado también al equipo de fútbol, la mejor plataforma para que el pueblo iraní muestre sus frustraciones con un régimen anclado en el pasado.