La Corte Suprema de Justicia de la Nación rechazó un recurso de queja intentado por la defensa contra el rechazo a un recurso extraordinario federal y así, la sentencia que le impuso diez años de prisión al violador, quedó firme.

Pasaron más de cuatro años para que ello ocurra. La sentencia había sido dictada por la entonces Cámara Primera Criminal el 23 de octubre de 2018, bajo la figura de abuso sexual gravemente ultrajante por su duración, agravado por haber sido cometido contra una menor de 18 años aprovechando la situación de convivencia preexistente.

A partir de la sentencia siguió un largo proceso recursivo que se inició con el impulso del entonces defensor oficial Marcelo Álvarez Melinger y que fue rechazado en cada una de las instancias, hasta llegar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que días atrás bajó definitivamente la persiana, con las firmas de los jueces Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti.

Entre otros aspectos, la defensa cuestionó que la sentencia era arbitraria y violatoria del debido proceso, además de quejarse por el monto de pena impuesto.

El acusado, que se identificará con las iniciales S.G. para proteger la identidad de la víctima, fue acusado por hechos ocurridos entre los años 2003 y 2009, en los domicilios que compartió con su pareja y la hija de esta.

De acuerdo a la imputación, durante años el acusado aprovechó los momentos en los que quedaba en soledad con la niña para saciar sus más asquerosos deseos sexuales, repitiendo su conducta en innumerables ocasiones y causándole a la pequeña un daño psicológico.

Para la resolución del caso, fue necesaria la intervención de diversos profesionales que detectaron en la víctima el “síndrome de acomodamiento”, lo que revelaba el padecimiento prolongado de la niña. Además, todo fue compatible con informes aportados por la institución educativa, en los que se revelaron diversos episodios de angustia y dificultades para encarar ciertas tareas, en el desempeño académico de la niña.