TRAS UNA NOCHE DE GENDARMERÍA AUSENTE

| 29/09/2022

Respirar Villa Mascardi

Respirar Villa Mascardi

Nadie que no esté obligado quiere, por estos días, ir a Villa Mascardi.

En realidad, la problemática se estira desde 2017.

Primero, la noticia del asentamiento de la autodenominada lof Lafken Winkul Mapu.

Por aquel tiempo, la mayoría –ajena a los vocablos mapuches– se desayunaba con términos como “machi”.

Llegó el intento de desalojo. También, la muerte de Rafael Nahuel, de veintidós años.

Desde entonces, con intervalos de una “paz” mentirosa, porque siempre el peligro está latente, se dan hechos de violencia.

Tal grado de “locura” alcanzó la cuestión, que se ponen en duda cosas que no tendrían que estarlo, simplemente porque se encuentran amparadas en la Constitución.

Pero también es cierto que, en ocasiones, pareciera que el diablo –al igual que ciertos políticos– metiera la cola, preparando un caldo de cultivo para que el problema se intensifique.

Que la derecha, que la izquierda, que el macrismo, que el kirchnerismo, que la Justicia, que ministros nacionales o provinciales, que tal o cual, todo mezclado, “cambalache problemático y febril”, diría un tal Discepolín.

Así, tras el impase último de “tranquilidad”, hace unos días el polvorín -que parece no dejar nunca de tener explosivos– volvió a estallar.

En las primeras horas del lunes comenzaron a circular rumores de que el domingo había cerrado con un nuevo episodio en el recorrido de brutalidad.

La embestida contra una propiedad que ya había sido agredida con fuego menos de dos meses antes, y la suma de un elemento que preocupa aún más: una casilla de Gendarmería fue atacada e incendiada.

Este artículo se inicia con la sentencia: “Nadie que no esté obligado quiere, por estos días, ir a Villa Mascardi”. Habría que añadir “casi”.

Porque cronista y fotógrafo partimos hacia allá, desde Bariloche.

¿Estamos obligados? Mmm… Depende cómo se lo interprete.

Hay un puesto de la Policía de Río Negro en el kilómetro 2023.

Los uniformados informan que la vigilancia allí permanece las veinticuatro horas.

Hay que seguir nueve kilómetros, hasta la seccional Los Maitenes, de Parques Nacionales, para toparse con Gendarmería.

Al saber que somos trabajadores de prensa, nos piden los documentos.

Un gendarme les saca fotos con un celular, del frente y el reverso.

Vamos hacia la casa del guardaparque.

Se observan a varios de sus pares que acudieron para apoyarlo.

La noche anterior sucedió algo que resulta raro escribir.

El puesto de Gendarmería está ubicado junto al lugar desde hace bastante tiempo.

Obviamente, dadas las circunstancias que se viven en la zona, día y noche hay representantes de esa fuerza.

Menos el martes a partir del atardecer.

Poco antes se había confirmado que la propiedad Los Radales, donde fue el ataque incendiario el domingo, había sido usurpada.

Su dueño, Luis Dates, en Buenos Aires, acababa de recibir la noticia a través de un llamado de fiscalía.

Entonces, el guardaparque de Los Maitenes también fue informado acerca de algo… Increíblemente, los gendarmes le indicaron que se retirara, porque ellos ya no vigilarían el sitio. Habían recibido la orden de marcharse, y así lo hicieron, hasta el miércoles por la mañana, cuando regresaron.

Resulta más que extraño que, ante un hecho delictivo, no solo no se intervenga, sino que se deje desamparado el lugar.

El Sindicato de Guardaparques Nacionales de la República Argentina (SIGUNARA), precisamente, emitió un comunicado titulado “Zona liberada en Villa Mascardi - Parque Nacional Nahuel Huapi”.

Lee también: Para los guardaparques, Mascardi es "zona liberada"

El guardaparque de Los Maitenes, el martes por la noche, se fue masticando bronca.

Se podría comprender que lo instaran a retirarse ante una situación de amenaza contra la seccional, pero que la fuerza federal, que tendría que defender el lugar en caso de que una acción delictiva se produjera, se marchara, a partir de órdenes de los superiores, resulta, a primera vista, incomprensible.

Cuando el guardaparque retornó, el miércoles por la mañana, los gendarmes ya habían vuelto, pero, pasado el mediodía, todavía se desconocía qué sucedería en las horas siguientes.

Familiares, vecinos y compañeros de trabajo se seguían acercando para darle fuerza.

Muchos tenían la intención de quedarse cuando el tiempo avanzara, pasara lo que pasara.

El guardaparque a cargo de la seccional hace más de diez años que está allí.

Entre otras situaciones que atravesó deben incluirse amenazas de muerte.

Quienes comenzaron a tomar terrenos en 2017 lo tildan de “mapuche traidor” (pertenece a la comunidad Wiritray, asentada pacíficamente en la cabecera norte de Villa Mascardi).

La vivienda de Parques Nacionales tiene signos que refieren a situaciones violentas previas. Por ejemplo, en un costado hay marcas de tres disparos.

Durante la mañana del miércoles, un ruido en la montaña provocó una estampida de gendarmes hacia el lugar.

No pasó nada; se habría tratado solo de un animal.

Pero quienes se acercaron a acompañar al guardaparque temieron lo peor.

En la comunidad Wiritray, en tanto, dicen que no mostrarán miedo ante quienes toman tierras.

Igualmente, consideran que no debería producirse ninguna acción que los viera involucrados. “Si ellos se creen mapuches, y nosotros lo somos, entre hermanos no se tienen que molestar, herir ni nada… Pero esa gente no tiene códigos. Hacen y deshacen, porque les han permitido todo. ¡Están quemando casas! Retrocedemos quinientos años… A nosotros no nos representan. Tenemos que vivir aclarando que somos mapuches, pero no como ellos, que, en realidad, no lo son. Nosotros no pensamos así, no tenemos violencia”, expresa una persona de aquella comunidad.

“Vamos a pedirle mucho a nuestra mapu (tierra) para que nos dé fuerza”, añade.

Cabe recordar que la lof Wiritray tiene un camping en la cabecera norte de Villa Mascardi, donde alguna vez también se indicó que hubo presencia de personas ajenas a la comunidad, intentando atemorizar.

También están los vecinos más alejados de los asentamientos, aquellos que viven hacia el sur.

A pesar de la distancia, la mezcla de miedo y bronca los inunda.

Cada vez que atraviesan la ruta (muchos trabajan en Bariloche y suelen hacer seguido el trayecto) observan cómo se va modificando el paisaje de acuerdo a las novedades del día.

El miércoles las conversaciones giran en relación a que notaron que trasladaron unos metros hacia dentro del terreno de Los Radales la casilla de Gendarmería incendiada, casi como un trofeo de guerra.

Pero los vecinos advirtieron algo más: en la tranquera de acceso a La Cristalina, otra cabaña de la zona, ya no se ve la Bandera Argentina que era característica y se aprecia que colocaron un ramaje parecido al que se divisa en los terrenos tomados.

Lee también: Villa Mascardi: ¿tomaron La Cristalina?

“¿Usurparon también La Cristalina?”, se preguntan.

Antes de irnos, recorremos el contorno externo de Villa Mascardi.

Parece una postal de una zona bélica.

Edificios derruidos.

Chapas, maderas, carteles…

Nadie que no esté obligado a venir quiere hacerlo. 

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