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| 22/09/2022

Rescatan a una perra y sus cachorros de una cueva en el Vertedero

Rescatan a una perra y sus cachorros de una cueva en el Vertedero

La problemática de las mascotas en nuestra ciudad no tiene ninguna solución, algo que hay que abordar urgentemente de manera articulada entre particulares e instituciones. Durante esta semana se conoció un caso límite, una perra lastimada caminando por Ruta 40 seguida por tres de sus cachorros, la sorpresa fue terrible al seguirla y ver hacia dónde se dirigía.

Guillermo Perticara es ingeniero químico y tiene su empresa en nuestra ciudad, dedica gran parte de su vida al rescate de animales. En este caso fue convocado por integrantes de Pancitas Felices y fue inmediatamente al lugar que le indicaron.

En diálogo con El Cordillerano comentó cómo se enteró de lo que estaba sucediendo. “Cada vez que puedo le doy una mano a Andrea de Pancitas Felices, ya sea con alimento o para colaborar con la atención veterinaria”.

El viernes pasado le avisaron de una perra que se arrastraba intentando avanzar por la vera de la ruta, con tres cachorros. Se trata del sector que está entre el antiguo ingreso al Vertedero con el camino actual. Hay un bosque lleno de chatarra, heladeras, cubiertas, televisores y cientos de electrodomésticos viejos.

“Fui y al llegar me encontré con un panorama desastroso, entramos casi 200 metros desde la ruta con un chico que trabaja conmigo, pensamos que iba a estar la madre con sus tres crías pero pensamos que eran doce los cachorritos”, dijo.

El grado de supervivencia de los animales es admirable “los perros adultos han hecho cuevas interminables entre las raíces donde protegen a los más chiquitos, entonces no te podés meter para sacarlos”.

Guillermo estuvo trabajando en ese sector viernes, sábado, domingo, lunes, martes y ayer miércoles, “porque sabemos que falta rescatar a dos de esas crías, ya pudimos sacar a once”.

La primera vez que vio a la mamá fue desde lejos pero enseguida tomó mayor distancia. “El sábado fui muy temprano y ahí la encontré con otros ocho o nueve perros adultos, evidentemente ella es parte de una jauría salvaje”.

Aclaró “no en el sentido de querer atacarme sino de tener miedo a los humanos, no logré acercarme a menos de cien metros de ellos”. Ayer la encontró sola a la mamá “apenas me vio salió corriendo a esconderse, es muy doloroso ver la desconfianza que tienen con la gente”.

Seguramente ella también fue abandonada hace algún tiempo y cada día son más los barilochenses que van a la zona del Vertedero a tirar a las crías, sin un mínimo de piedad ni mucho menos, responsabilidad.

Los chiquititos tienen aproximadamente dos meses “por la diferencia de tamaños creemos que son de dos madres diferentes”.

 

Urgente

Más allá de la urgencia de rescatar a todas esas crías, hay otro tema puntual y a corto plazo. “Esos doce cachorros en un tiempo comenzarán también a reproducirse entonces en algunos meses en lugar de ocho o diez, vamos a tener más de cien perros salvajes en el lugar”.

Guillermo reflexionó “castrar no cuesta nada y si se toman el tiempo necesario, se pueden dar en adopción responsable pero no, parece que es más simple tirarlos en algún baldío”.

“Es muy desesperante saber que no tienen para comer ni resguardarse del frío, encima tienen cachorros a los que tampoco se les va a poder dar cuidados”. Guillermo agregó “voy con todas las pilas y al poco tiempo estoy totalmente devastado anímicamente”.

Ni alarma ni juguete

Hay cuestiones básicas a tener en cuenta ante la idea de adoptar una mascota, ya sea perro o gato, porque es un ser vivo, no un juguete temporal. Completar el plan de vacunación, la castración y contar con el dinero para alimentarlo, además de tener un espacio apropiado para su crianza, son cosas a tener en cuenta. 

Esta situación en el Vertedero no es algo aislado, se ven casos terribles, maltrato a un nivel incomprensible, perros que casi mueren atados con una cadena en la lluvia o el sol. Gatos mutilados con la sola intención de divertirse o hacer daño.

De los once cachorros que rescataron, ocho ya han sido dados en adopción responsable. “Ahora tengo uno en mi poder y quedan dos en tránsito” detalló. Creen que quedan al menos tres o cuatro más en la cueva.

El gran dilema ahora es ver qué se hace con los adultos que están viviendo en el lugar porque no se puede mirar hacia otro lado con el enorme problema que descubrieron. “Sería ideal el contar con el apoyo de distintas organizaciones, no es algo que se pueda ir resolviendo solo” advirtió.

No se trata de algo que se pueda solucionar en una tarde “es un proyecto de trabajo y sobre todo de concientización, basta de abandonar animales por favor”.

Lo ideal sería poder capturar a todos esos adultos para castrarlos y de ser posible, que vuelvan a confiar en el humano para conseguirles un hogar como se merecen, con buen alimento, protegidos del frío y con atención veterinaria.

Guillermo junto a integrantes de Pancitas Felices continuarán yendo todos los días para poco a poco ir creando ese lazo de confianza que se rompió desde el momento que alguien los arrojó en ese lugar. Necesitan ayuda y compromiso para lograrlo, confiamos en que parte de la comunidad los acompañará para cumplir con su propósito.

Para dar una mano de alguna manera, se pueden comunicar al teléfono 2944161914 de Pancitas felices, un grupo de voluntarios que dedican su tiempo personal para rescatar, alimentar y asistir a los animales más vulnerados de nuestra ciudad.

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