LLEVA SEMANAS EN UNA ALDEA TEATRAL A 300 KM DE TOKIO

| 31/08/2022

Paula Tabachnik: en Japón “hay un orden y una puntualidad que tranquilizan”

Paula Tabachnik: en Japón “hay un orden y una puntualidad que tranquilizan”
Tabachnik en las instalaciones de Togamura.
Tabachnik en las instalaciones de Togamura.

La directora y actriz vive en una aldea de finalidades artísticas, pero así y todo pudo trazar algunas diferencias entre las sociedades argentina y japonesa.

Palitos en vez de cubiertos al momento de comer, entrar al subte de Tokio a empujones del personal, alta sofisticación tecnológica que convive con prácticas tradicionales, vértigo cotidiano, samuráis y geishas. Son apenas algunos de los estereotipos que, desde la Argentina, se recrean sobre Japón. En el país del Sol Naciente desde hace unas semanas, Paula Tabachnik no está en condiciones de ratificar o desmitificar, porque su experiencia podría compararse a una estadía monacal, aunque con finalidades teatrales.

“No conozco el ritmo de vida de Japón, solo puedo hablar de la experiencia en Togamura”, una aldea de finalidades artísticas que queda en Toyama, unos 300 kilómetros al Noroeste de la capital. “Sí te puedo decir que hay un orden, una organización y una puntualidad que tranquilizan. En este sentido, Argentina es muy diferente. La eficiencia es una cuestión fundamental para Japón”, resaltó la directora y actriz.

Si se tiene en cuenta que Tabachnik viajó para profundizar sus conocimientos sobre el Método de Entrenamiento Actoral Suzuki, quizá sorprenda su rutina. “Te puedo contar que el día arranca a las 8.30 haciendo huerta. La compañía (Suzuki de Toga), durante el Covid, desarrolló una huerta con tomates, berenjenas, zapallos y morrones que se cuida día a día”, compartió. “Luego, 9.30 desayunamos y desde ese momento hasta las 22 se ensaya, se entrena y se realizan otras actividades necesarias del lugar y con claro enfoque hacia el festival” que, en 2022, cumple 40 años de su primera edición.

A pesar de la trascendencia artística de las y los participantes -alrededor de 40 teatreros y teatreras de diversas geografías-, “se come en los horarios pautados en un lugar común, todo producido por los miembros de la compañía. Es decir, podés llegar a ver un actor o una actriz actuando y a la hora sirviendo la comida o lavando los platos. Digamos que el ego se te pone en crisis”, bromeó la barilochense.

“Lo que puedo decirte que es muy diferente también es la forma en la cual se encara la producción”, ahondó la cofundadora de Baco Compañía Teatral. “Cada actriz y actor ensaya y ensaya y ensaya y ensaya y entrena a solas si es necesario, horas y horas su personaje o personajes”, remarcó. “Todo lo que sucede en escena está perfectamente diseñado, incluso la respiración entre frases, los matices, las intenciones. Eso lleva tiempo”, ponderó.

La barilochense oriunda de Entre Ríos brindó un par de ejemplos. “Ya he visto tres pasadas completas de ‘Cinderella’ y dos de ‘Electra’, esta última con dos elencos distintos. Es decir, la misma obra se realiza con el elenco completo de la SCOT (Suzuki Company of Toga) y en una versión bilingüe donde la actriz es de Indonesia. Esto es algo que (Tadashi) Suzuki aborda en escena: la multiplicidad de lenguas”, ilustró.

Participantes de la experiencia japonesa. Tabachnik es la primera a la izquierda (abajo).

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Entonces, “lo que veo de ensayo a ensayo es lo que define al teatro: su cuestión efímera, pero con la convicción de que la precisión es fundamental. Una pieza afecta a la otra digamos, y esto incluye al público. Cuando se realizan pasadas completas, de golpe Suzuki frena y puede estar largos minutos haciendo una indicación sobre una frase o un movimiento y el resto del elenco queda completamente en quietud. Esto, en Argentina es raro que pase: se empiezan a rascar la nariz o tocar el pelo o tomar agua o a exhalar o mover o querer irse, etc. No hay un desarrollo realmente profundo de la fuerza colectiva en escena. Esto es solo una opinión”, aclaró. Autorizada, por cierto.

Tabachnik ya estuvo varias veces en el reducto de Toyama y evidentemente, encuentra atractiva esa persistencia. “Cuando venís a Toga sabés que vas a estar al servicio, que te tenés que adaptar. Creo que esto también marca una diferencia entre la cultura argentina y la japonesa”, remarcó la teatrera. Miradas a tener cuenta, más allá de los estereotipos de consumo irreflexivo.

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