AL CUMPLIR 31 AÑOS DE VIDA

| 08/08/2022

La Colifata y su estrecha relación con Bariloche

La Colifata y su estrecha relación con Bariloche

Hace 31 años que un grupo de voces fueron atrapadas en un pequeño grabador y tomaron libertad por medio de una FM para llegar a los oídos de la gente. Bariloche fue el destino del primer grupo del Hospital Borda que salió de vacaciones y más de tres décadas después, desembarcan en nuestra ciudad con un amplio proyecto de integración social.

El proceso que vivieron fue tan acertado que ese mismo trabajo, está siendo implementado en el programa público de Salud Mental de París, por el padre de La Colifata, Alfredo Olivera.

En diálogo con El Cordillerano, Olivera comentó cómo nació su relación con el Borda. “Había estudiado antropología y eso me llevó a trabajar en el Plan Nacional de Alfabetización en la época de Alfonsín”. De ahí sus primeras experiencias en coordinación de grupo relacionadas con la enseñanza y cómo de la nada, generar condiciones de posibilidad.

“En ese contexto comencé a ir al Borda como voluntario y de manera paralela empecé a estudiar psicología, conocí a una persona que tenía una FM comunitaria entonces propuse a un grupo hacer un taller de radio”.

Esa persona lo invitó para que cuente su experiencia en el neuropsiquiátrico, “mi propuesta fue no ser yo quien hablara sino los mismos involucrados y de ese modo comenzó a emitirse lo que se llamaba la Columna del Borda en la radio de San Andrés”.

Lo interesante era que en los jardines del Borda alrededor de una mesa y con un grabador que iba de mano en mano registraban su sentir. Luego -de una manera muy rudimentaria, con un doble casetera-, hacía la edición.

“Desde los inicios eso tuvo mucha repercusión, a punto tal que era posible hacerlo en otras FM y a los dos meses ya estábamos saliendo en la Rock&Pop con Lalo Mir”. Eso sucedió en noviembre de 1991.

“Un colectivo de personas que llevaba muchos años de internación, a partir de las preguntas de oyentes se interrogaban acerca de temas de la vida cotidiana y luego esas respuestas salían al aire”. Ya era en AM, FM y radios comunitarias y comerciales, así se empezó a tejer un puente muy sólido.

Fueron los mismos oyentes los que insistieron a los internos para que pongan un nombre al proyecto, como no se ponían de acuerdo fue la gente la que lo propuso y así nació La Colifata, la radio de los internos y ex internos del Borda.

 

Recuerdos

Olivera habló de sus primeras sensaciones dentro del neuropsiquitárico “son recuerdos de alegría y mucha ternura porque se estaba tejiendo un paso hacia el mundo exterior y eso causaba asombro tanto en quienes escuchaban como en los que constataban que sus palabras salían hacia otro lugar”. No era necesario un gran soporte tecnológico, económico ni institucional para lograrlo “solo con creatividad y algunas ideas claras”.

Agregó, “porque el problema de la locura, del padecimiento psíquico es de quien lo padece pero también es un problema social que aún hoy no se ha resuelto y vuelve bajo la forma del estigma, de la discriminación, del temor y del rechazo”.

“Pone en jaque a las instituciones que hemos creado para abordar lo que tiene que ver con el costado del sufrimiento que porta quien padece entonces esto desde el principio estaba claro”, detalló.

Supieron transformar una situación inicial de dificultad, de recursos y de medios en la gran posibilidad de La Colifata, en tiempos en los cuales ni siquiera existía internet. “Desde ese estado de aislamiento logramos colarnos o ser amablemente recibidos en radios, sentían curiosidad y se fueron encontrando con que aquello que se decía constituía una potencia”. Generaba conexiones, interés e historias posibles para quienes iban encaminándose en el camino de encuentro hacia la sociedad utilizando la radio.

El proyecto fue avanzando de distintas maneras, por un lado se fue consolidando como modelo de abordaje terapéutico, un proceso lento que aún continúa. “Hoy por ejemplo, siendo psicólogo trabajo para el Sistema Público de Salud Mental de Francia, utilizando la radio como una herramienta”.

Además, se fueron desarrollando estrategias para trabajar la problemática social de la locura. “No solo para reivindicar o pedir no ser discriminados sino para posicionarse en la sociedad de maneras nuevas”.

Recuerdo de aquellas primeras vacaciones en nuestra ciudad

 

Bariloche

En todo este proceso que detalla Olivera, Bariloche fue muy importante.  “El modo de aparecerse de La Colifata no solo ha sido el de hacer radio sino presentarse en otros escenarios y en Bariloche nació uno de los programas de acción más fuertes, el solidario”.

Fue justamente "a través del mecanismo de retrasmisión de nuestros micros; FM Mascaró (de Bariloche) nucleó a varios oyentes, entre ellos Sergio Suez quien hoy es parte integrante de La Colifata como amigo”.

De manera articulada se logró que un grupo de pacientes del Borda viajara hasta nuestra ciudad. “Permitió que los mismos participantes se interesaran y decidieran abordar el problema de los chicos en situación de calle”. Fueron perfilando el ser parte del escenario público por medio de la solidaridad, modificando realidades dolorosas para la sociedad.

“No se quedaron solo en romper etiquetas de peligrosos o violentos, salieron de la negación para mostrar realmente quienes son, demostrando que son personas que además de pedir porque les falta salud, medios o dinero pueden dar e interactuar”. Un proceso muy saludable para ambas partes.

La iniciativa espontánea de un grupo de oyentes de Bariloche generó en el año 1998 una apertura que permitió que 17 pacientes que nunca habían salido de vacaciones lo hicieran. Para lograrlo debieron cumplir una larga serie de requisitos y todos viajaron bajo la total responsabilidad de Olivera.

 Esos viajes se han ido multiplicando desde entonces. “La pregunta fue qué podían hacer los pacientes por la ciudad y ahí es donde empezó a modificarse el posicionamiento”.

La mayoría quería colaborar con los pueblos originarios pero hubo una persona, Eduardo, que pensó en los chicos con situación de calle por el clima muy frío. “Él alternaba su vida entre el Borda y la calle y sabía de lo que hablaba”. Así fue que dieron con el Grupo Encuentro de nuestra ciudad: “En Buenos Aires logramos llenar un camión grande con donaciones, útiles escolares y juguetes y los enviamos”.

Por cuestiones legales, Eduardo fue el único al que le negaron el permiso para venir, “pero se tomó revancha porque años después, fue invitado a un congreso en Barcelona y participó de uno de innovación tecnológica en Málaga donde fue premiado”.

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