En Colombia hay nuevos aires políticos. Por primera vez la izquierda llega al gobierno y no solo eso. Francia Márquez, quien será su nueva vicepresidenta, tiene características personales que rompe el molde de todos los que llegaron antes al poder en ese país. Afrodescendiente, madre soltera a los dieciséis años, proveniente de una de las zonas más relegadas del país, fue empleada doméstica y minera artesanal. En ese ámbito empezó su lucha para lograr que el gobierno detenga la explotación minera indiscriminada y para que se tenga en cuenta a los habitantes de los territorios en las concesiones a las multinacionales. Estas deben preservar el medio ambiente y evitar contaminaciones, algo que no es habitual. Esto le valió amenazas y hasta un atentado contra su vida.

Pudo estudiar una tecnicatura agropecuaria y luego licenciatura en derecho. Participo de los procesos de paz entre el gobierno y las FARC-EP. Recibió numerosos premios: Defensora del Año (2015), Premio Medioambiental Goldman (2018), Premio Joan Alsina de Derechos Humanos (2019), entregado por la Casa América Cataluña; y fue distinguida en el Top 100 de mujeres influyentes por la BBC en 2019.

Ella lidera el Movimiento Soy Porque Somos y en su plataforma prevalecen políticas para los más humildes y marginados -a quienes llama los nadies-, tiene en cuenta a las minorías sexuales, políticas de género y los asuntos indígenas. En definitiva, ella representa a los excluidos. Su lema de campaña fue “vivir sabroso” y debió aclarar ante un comentario clasista que no pasa por los privilegios de su nuevo cargo, sino por vivir sin miedo, por vivir bien. Las expectativas despertadas son muy altas “la dignidad será costumbre” es su promesa.

En Colombia hay nuevos aires políticos. Por primera vez la izquierda llega al gobierno y no solo eso. Francia Márquez, quien será su nueva vicepresidenta, tiene características personales que rompe el molde de todos los que llegaron antes al poder en ese país. Afrodescendiente, madre soltera a los dieciséis años, proveniente de una de las zonas más relegadas del país, fue empleada doméstica y minera artesanal. En ese ámbito empezó su lucha para lograr que el gobierno detenga la explotación minera indiscriminada y para que se tenga en cuenta a los habitantes de los territorios en las concesiones a las multinacionales. Estas deben preservar el medio ambiente y evitar contaminaciones, algo que no es habitual. Esto le valió amenazas y hasta un atentado contra su vida.

Pudo estudiar una tecnicatura agropecuaria y luego licenciatura en derecho. Participó de los procesos de paz entre el gobierno y las FARC-EP. Recibió numerosos premios como Defensora del Año (2015), Premio Medioambiental Goldman (2018), Premio Joan Alsina de Derechos Humanos (2019) entregado por la Casa América Cataluña y fue distinguida en el Top 100 de mujeres influyentes por la BBC en 2019

Ella lidera el Movimiento Soy Porque Somos y en su plataforma prevalecen políticas para los más humildes y marginados -a quienes llama los nadies-, tiene en cuenta a las minorías sexuales, políticas de género y los asuntos indígenas. En definitiva ella representa a los excluidos. Su lema de campaña fue “vivir sabroso” y debió aclarar ante un comentario clasista que no pasa por los privilegios de su nuevo cargo, sino a vivir sin miedo, a vivir bien. Las expectativas despertadas son muy altas “la dignidad será costumbre” es su promesa.