Forma parte del proyecto que ideó la Intermundial Holobiente, uno de los dos colectivos argentinos que está presente con su trabajo en Kassel. Además de música, la cantora mapuche participó de un texto colectivo con otros 13 artistas y escritores.

Desde el último lunes, Anahí Rayen Mariluan participa de Documenta XV, megacontecimiento alemán del arte que se lleva a cabo en la ciudad de Kassel, a unos 380 de Berlín en dirección sudoeste. La presente es su decimoquinta edición, ya que se realiza cada cinco años, y se extenderá por el lapso de 100 días. No obstante, la participación de la cantora mapuche, vecina de Bariloche, se limitará hasta el próximo martes (29 de junio).

En los hechos, la música forma parte de una suerte de delegación argentina, que surgió a instancias de la llamada Intermundial Holobiente, un grupo interdisciplinario que conforman la artista Claudia Fontes, el escritor Pablo Ruiz y la filósofa Paula Fleisner. A raíz de su convocatoria, surgió “El libro de las diez mil cosas”, un texto polifónico del que participaron otros 13 artistas y escritores, además de Mariluan.

En la nómina aparecen varios nombres de importancia, a saber: Erica Bohm, Virginia Buitrón, Gabriela Cabezón Cámara, Tulio de Sagastizábal, Lucas Di Pascuale, Carla Grunauer, Reynaldo Jiménez, Guadalupe Lucero, Leticia Obeid, Sergio Raimondi, Luis Sagasti, Ral Veroni y Susana Villalba. Para concretar su participación, la cantora oriunda de Neuquén, tuvo que escribir y pintar, además de cantar.

Según sus palabras, “para el proyecto El libro de las diez mil cosas, el colectivo Intermundial Holobiente nos participó a siete artistas, siete escritores y se sumaron mis cantos, para componer la obra. Está expuesta en un bosque de Kassel y será incorporada al archivo de arte del festival Documenta. Estoy acompañando la presentación en esta exposición, que dura 100 días”, le dijo a El Cordillerano, desde la ciudad alemana, de 200 mil habitantes.

"El libro de las diez mil cosas"

Destacó Mariluan que “el festival tiene una impronta de curadurías colectivas, entonces se hacen eventos públicos, en los que me invitaron a ser parte con los cantos que yo hago en mapuzungun (idioma mapuche)”. Para la edición que está en curso, la curaduría recayó en Ruangrupa, un conjunto de creadores indonesios que no tiene existencia formal. Se conforma en la actualidad con 10 integrantes, entre quienes se encuentran arquitectos, periodistas, académicos, ecologistas, grabadores y artistas performáticos.

Por el lado de la artista mapuche, contó que también participó “de la New Rural Agenda, donde me dieron la oportunidad de cerrar el evento, así que es interesante. Los curadores del Documenta XV son de Indonesia y ellos tienen una práctica que se llama lumbung, reuniones muy largas a las que hay que acostumbrarse, pero están buenas”. La utilización del concepto no es casual, proviene de una especie de almacén de arroz comunitario, que todos construyen y comparten.

Ruangrupa convocó para ser parte de Documenta XV a dos espacios argentinos: Serigrafistas Queer y La Intermundial Holobiente. Claudia Fontes le dijo a un diario capitalino que el colectivo indonesio “nos hizo una pregunta a todos los grupos participantes y artistas: ¿cuál es el excedente de nuestro ecosistema? ¿Qué es lo que nos sobra, lo que tenemos en abundancia? Nuestra respuesta fue que lo que tenemos para compartir como artistas es el recurso de la imaginación humana”.

Añadió la artista que “la propuesta que nosotros hacemos, es pensar en metodologías creativas, lúdicas, que liberen ese potencial que tenemos como especie, pero también en relación o proyectando esa imaginación a ese otro que es el no humano o el más que humano”. De ahí el vínculo con la cultura mapuche primero y con Mariluan después.

Para que puede llevarse a cabo, Documenta XV cuenta con un presupuesto de 42 millones de euros, que proviene en parte del sector público, en parte de sponsors privados y, también, de la venta de entradas. Ruangrupa convocó a otros 67 colectivos artísticos, además de los dos argentinos. El elemento en común es que el foco está más puesto en las creaciones relacionales que en los objetos: para apreciar “El libro de las diez mil cosas” es menester “una caminata de 40 minutos hacia el interior de un bosque”, apuntó Mariluan. Menuda experiencia.