Elma Sara Morris, quien en 2017 fue noticia al recibir una medalla por ser la estudiante más longeva del sistema universitario del país, el 20 de junio cumplió 100 años.

El Cordillerano la visitó para saber cómo vive esta fecha tan especial; “en ningún momento pensé llegar a esta edad ni mucho menos lo esperaba, pero acá estoy ya en los cien”.

Elma nació en Flores y hace más de 45 años que se vino a vivir a Bariloche, su marido tenía una empresa de construcción y como se hizo cargo de su hermanito, no quisieron tener hijos propios.

Siempre se mantuvo muy informada, necesita saber lo que pasa, pero -dice- no le gusta nada la política.

Ella había armado grupos de oratoria y pasaba las tardes leyendo obras de teatro o textos con otras personas con las cuales compartía el amor por la literatura. “La última carrera a la que me anoté fue Filosofía pero ese asunto no caminó, se me complicaba mucho ya para retener algunas ideas” comentó.

Su vida como estudiante no pasó desapercibida, “sé que era buena compañera porque no criticaba a nadie y si podía ayudar, lo hacía siempre”.

Algunas de las cosas que estudió fueron teatro, oratoria, historia del arte e inglés. El tiempo le fue jugando una mala pasada y tuvo que comenzar a utilizar una lupa con mucho aumento para leer, ahora ya no puede hacerlo.

Ha hecho de su vida lo que ha querido y siempre salió adelante, lagos y montañas han sido su pasión, practicó y enseñó tai chi, hasta la fractura de cadera que le quitó movimiento.

Nada la ha doblegado, ni la muerte de Otto, su compañero, ni su impedimento visual, sin embargo se siente muy cansada. “Sin leer me aburro bastante y extraño la facu, si pudiera, seguiría estudiando” se lamentó.

Ahora se acompaña todo el tiempo de la radio “la música es lo que más me gusta y ando cantando tango o folklore pero no me aplauden” dijo bromeando. “Igual los aplausos no son lo más importante, canto porque es una necesidad”.

Cansada

Lo único que le atrae de llegar a los cien años, es que puede comer cosas dulces. No toma ni un solo medicamento, a veces un mínimo de algún sedante para descansar mejor “los farmacéuticos no hacen negocio conmigo” bromeó.

Ante la consulta de cómo ve a la sociedad dijo “la gente se queja de todo, por eso les digo que aprendan a aceptar lo que les toca vivir”. Agregó “pocas cosas me enojan y una de ellas es la estupidez, con tantos años ya me tendría que haber acostumbrado ¿no?”.

Elma, en un momento de la charla, comentó “estoy cansada de vivir, es demasiado tiempo ya, siempre le digo al de arriba que se deje de pavadas y termine de una vez, pero no me da bolilla”.