Poco a poco, los pioneros, los hacedores del viejo Bariloche, se van yendo. Ya quedan muy pocos de ellos. Este sábado partió Enrique David, también conocido como “la Chiva”, “el Flaco” o “Henry”.

Esposo de Relly, padre de Gisela, Gustavo y Gastón y un dedicado abuelo, será recordado por todos los que lo conocimos por su don de persona, su permanente buen humor, sus innumerables y fabulosos chistes, su risa y su característico silbido.

Amante de la montaña, del esquí, los barcos y la actividad náutica, Henry dejó su legado por cuanto lugar estuvo. Desde joven subió a grandes cerros con sus amigos, ayudó a abrir picadas de refugios como el Jakob y corrió mil carreras sobre las dos tablas.

Junto a su entrañable amigo, Hugo Jung, tienen el reconocimiento de haber sido los primeros en subir y bajar el volcán Lanín en el día, además de mil proezas juntos, como aquella que le valió una distinción aún hoy recordada, cuando salvaron de las llamas a la Modesta Victoria del incendio del muelle del puerto San Carlos en 1958.

Participó activamente durante años en el Club Andino Bariloche, de la Comisión de Auxilio y fue también uno de los fundadores y autoridades del Ski Club Bariloche y de la Escuela de Esquí Catedral. Fanático del trekking, caminó y llevó a grandes y chicos por cuanto sendero de montaña hay en la región.

Sobre sus esquíes hizo de todo: fue instructor en Bariloche, en Mendoza (Penitentes) y en Antillanca, compitió en incontables carreras de la FASA, fue uno de los impulsores de la maravillosa Carrera de la Historia y miembro de los campeonatos infantiles patagónicos.

En la cuestión náutica, fue un activo miembro del Club Náutico Bariloche, protagonista de numerosas regatas por el Nahuel Huapi, tuvo su propio velero (también con Hugo) denominado “El Pampero” y desde joven fue un ferviente conservador del material náutico.

También trabajó en Parques Nacionales como electricista, fue miembro del Club de Planeadores y en su trabajo privado se desempeñó durante muchísimos años como el representante de la firma Olivetti en toda la región.

Hace algunas semanas, se dio el lujo de volar en helicóptero por Bariloche y la zona junto a su esposa Relly y su amigo Hugo. Fue una tarde maravillosa donde los tres disfrutaron a lo grande y quedaron extasiados, viendo la magnificencia de los paisajes que tantas veces recorrieron, pero esta vez desde el aire. 

De todos sus logros, labores y concreciones, sin dudas que entre lo más recodado, será haber sido un fenomenal padre de familia, esposo, abuelo y amigo. Y todos los que lo conocimos, lo tendremos siempre en nuestro corazón y en nuestro recuerdo permanente. ¡¡Hasta siempre Henry!!