JUICIO POR MICAELA BRAVO

| 15/06/2022

De colaboradores de Patricio Vargas a despertar sospechas en los investigadores

De colaboradores de Patricio Vargas a despertar sospechas en los investigadores
Foto: Matías Garay.
Foto: Matías Garay.

El juicio contra Angélica Paine continuó ayer con la incorporación de más testimonios ofrecidos por la fiscalía. Miriam Flores y Pablo Chávez participaron activamente del grupo que comandaba Patricio Vargas desplegando una investigación paralela en la búsqueda de Micaela. Ambos cuestionaron el accionar de la justicia y la policía durante la desaparición. Los dos, fueron objeto de seguimiento de los investigadores por ciertos comportamientos que levantaron sospechas.

Flores aseguró que no conocía ni a Patricio Vargas ni a Micaela Bravo pero respondió a una convocatoria en las redes sociales y se acercó al domicilio de la familia para colaborar con la búsqueda de la por entonces desaparecida joven. Dijo que conoció a la familia ese mismo día y participó de una especie de rastrillaje en la ladera sur del cerro Otto donde se dirigió el grupo que comandaba Patricio Vargas y que desarrollaba una investigación paralela a la oficial.

La mujer explicó que por entonces estaba conmovida porque en la ciudad también se habían producido los homicidios de Ruth Sagaut y Natalia Báez y aseguró verse especialmente afectada por la actitud que adoptó una de las hijas de Patricio Vargas y Micaela Bravo cuando ella se integró al grupo.

Dijo también que a Patricio lo observaba “angustiado por encontrar a Micaela” y aseveró que “yo sentía que la intervención de la Policía en ese momento era nula, ellos veían lo que hacía Patricio, lo que hacía la familia”. Apuntó al comisario Poblete al señalar “me lo dijo directamente, que Patricio había tenido algo que ver en la muerte de Micaela” y agregó que “ellos siempre vieron el árbol y no el bosque, se quedaron con Patricio y no buscaron realmente a Micaela”.

La mujer confió que fue ella quien convocó a una vidente que escuchó en la radio y apuntó “decía que ella la veía en un terraplén, envuelta en algo, en la zona de Mascardi”.

Respondió que apenas cuarenta y ocho horas antes del hallazgo del cadáver había estado muy cerca del lugar preciso en que fue encontrado y relató que durante la búsqueda sufrió algunos episodios intimidantes o amenazantes.

Chávez, por su parte, reveló que conocía a Patricio Vargas por haber compartido lugares de trabajo y a otros involucrados en el caso y relató que “la policía nos persiguió a nosotros en vez de buscar ellos. Ellos son profesionales y nosotros éramos los vecinos que salíamos a ver que podíamos hacer”. Aseguró, además, que Patricio y Micaela mantuvieron una muy buena relación incluso después de la separación.

Además, relató que el fiscal Eduardo Fernández, por entonces al frente del caso, “tenía un ensañamiento tal con Vargas que era muy incómodo juntarse con él a conversar”.

Cuando le consultaron sobre la intervención de su línea telefónica respondió: “El que nada debe nada teme. Yo me reía, vine a ayudar y terminé siendo investigado”.

Ocurrió que las conductas de Chávez y de Flores despertaron sospechas y en el marco de la investigación se ordenó la intervención de sus líneas telefónicas, tal como ya se había concretado respecto de Patricio Vargas y de otros allegados.

De las escuchas telefónicas, tal como había declarado el comisario Manuel Poblete días atrás, se desprendió que perseguían algún interés ajeno a la búsqueda de Micaela.

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