PERLA GLEICHGERORCHT Y UN SUEÑO HECHO REALIDAD

| 24/05/2022

El Instituto Arte y Parte dignifica una vivienda histórica de Bariloche

El Instituto Arte y Parte dignifica una vivienda histórica de Bariloche
Pasado y presente se asocian en el Instituto Arte y Parte, sueño hecho realidad de Perla Gleichgerorcht. Foto: Facundo Pardo.
Pasado y presente se asocian en el Instituto Arte y Parte, sueño hecho realidad de Perla Gleichgerorcht. Foto: Facundo Pardo.

La institución artística se instaló en la casa que levantó 100 años atrás Osvaldo Lauersdorf, destacado escultor de trascendencia nacional. Hoy, sus ambientes respiran todas las atmósferas artísticas.

Perla Gleichgerorcht conduce a cronista y fotógrafo por cada dependencia del Instituto Arte y Parte con comprensible orgullo, porque hay un círculo que cierra: la casa donde hizo realidad su sueño es la que ideó y levantó un siglo atrás Osvaldo Lauersdorf, escultor de trascendencia nacional en su tiempo. La edificación, sita en el kilómetro 1,300 de la Avenida Bustillo, languideció durante varios años y fue sede de la UNRN más recientemente, pero desde 2021 revive con esplendor insospechado.

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“Es un espacio para que funcione todo tipo de arte, en todas sus disciplinas: baile, canto o teatro, más las tres carreras con título oficial”, introdujo la anfitriona, en su charla con El Cordillerano. “Son carreras de cuatro años: todos salen como técnicos superiores de Música con Orientación, unos a Canto, otros a Guitarra y otros a Piano. Ese fue el motor que me llevó a buscar una propiedad que tuviera las condiciones para llevar esto adelante”, señaló.

Para la recordada cantante del Dúo Almasigo (no hay error ortográfico, el nombre alude a un alma que sigue), se trata de una concreción significativa. “Este proyecto tiene más de 15 años en mí, con la idea de darle a Bariloche un lugar importante para la cultura. Quería mostrar el valor que tiene la cultura para la vida de un ser humano no en un espacio chiquito, así que cuando encontré esta casa, dije: sí, este es el lugar, porque es fabuloso. Además, fue construido por un pintor y escultor”, resaltó.

Dar con la morada que legó Lauersdorf fue “cosa del destino. Ni siquiera estaba en alquiler y al dueño (Roberto Giglio), se la habían pedido para poner una cervecería en algún momento, pero le dije: yo la necesito ya… Tuve muchas charlas con él, le dije que quería cuidarla, honrarla, levantarla y darle lo mejor, con todo lo que merece una casa de 100 años. Lo mejor que le puede pasar a este lugar es que tenga arte y acá estamos”, reafirmó Gleichgerorcht.

Desde que Arte y Parte abrió sus puertas, “acá está pasando de todo: gente que está haciendo las carreras; gente que hace disciplinas básicas como guitarra, piano, ukelele, acordeón, bandoneón o armónicas, dentro de los instrumentos... También hay canto, saxo, ensamble, percusión en la sala de abajo y después, toda la parte de plástica: aerografía, pintura, cerámica, mosaiquismo y en breve, estará un hombre de El Bolsón, un genio que va a dar tallado en madera a partir de septiembre. También hay escritura, con Aldana Pérez”, enumeró la directora y fundadora del instituto.

Puntualmente, este diario se acercó a raíz de una reciente inauguración. “Además, está este salón, que cumple la función no solo de recepción, sino de lugar para la exposición de arte. En estos momentos, tenemos la muestra de Ángeles Irala y de Miguel Ángel Juri, dos grandes artistas de Bariloche”, resaltó la anfitriona. “Y por acá, acaba de pasar Patricio Villarejo con sus seminarios y shows, pasó Luis Sirimarco, pasaron chicos de percusión corporal de Rosario y pasó Romina Pugliese”, enumeró.

El desfile continuará porque “Ligia Piro y su fonoaudióloga también quieren venir a dar seminarios y se acaba de presentar el libro de Marta Pizzo. Va a volver en septiembre y siguen pasando muchas cosas”, anunció la impulsora de Arte y Parte. Como era de prever, a ella también le pasan cosas: “¡un tren por arriba (risas)! Estoy con un sueño cumplido, es un proyecto que tengo hace muchos años. Todo el mundo me decía que estaba loca y que por qué quería hacer algo así”.

En realidad, a Gleichgerorcht le sobraban las razones. “Llegué a Bariloche en 1982 y desde entonces formé parte de varias asociaciones de músicos con Alejandro (Fernández Aranda). De hecho, MUEBA se armó después de un recital que estábamos dando en 2011, en plena ceniza, en donde estaba La Vieja Viola y después, en el Café del Pueblo. De los dos lugares nos sacó la Municipalidad con policías y armas, como si fuéramos delincuentes. Entonces, hicimos una movida en la calle con Chingolo Casalla y todos los músicos. Los turistas pensaban que era un espectáculo callejero, pero estábamos protestando con música por la Mitre. Después se formó MUEBA”, reconstruyó.

Patriadas así se explican porque “siempre aposté a que se valore el arte porque la vida sin arte no existe”, proclamó. “El arte no es un cuadro colgado en una pared o escuchar música en la radio, hay arte en cada acto de la vida. No podemos vivir con una pared lisa, todos iguales y uniformados. Me parecía que había que darle a la ciudad, una impronta de lo que vale el arte y para eso hacía falta una casa grande, un lugar que pudiera poner hermoso, donde los docentes fueran valorados y el arte también. En eso estoy, poniéndole el hombro”, destacó. Y también el alma, que sigue.

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