Hay oficios que ya han quedado olvidados en el tiempo, algunos de ellos nos llevan a nuestra infancia, el barrio y los potreros.

En el Nuestras Malvinas vive Ricardo Ovalle, que por las tardes se dedica a coser a mano, inflar y cambiar la cámara a pelotas de fútbol.

Tiene 33 años y como su padre era zapatero aprendió el oficio desde muy pequeño. “Muchas veces cuando salía a caminar con mi hijo, nos encontrábamos 'fútbol' rotos, los traíamos a casa y yo los arreglaba”.

Confiesa que “comprar uno nuevo es cada vez más difícil, tuve tiempos donde no contaba con el dinero necesario, entonces, le arreglaba alguno de los que encontrábamos”.

Su hijo tiene doce años y es integrantes de Pequeños Diablitos, escuela de fútbol infantil que formó Ricardo.

“Desde que lo publiqué en Facebook estoy teniendo muchos clientes de Bariloche, incluso desde Dina Huapi me traen para arreglar”, dijo orgulloso.

Por ahora cobra solo $500 para dejarlos como nuevos, cuenta con las herramientas básicas en su casa, así que tarda muy poco en hacerlo.

Donación

Entre tanta gente que llega a la casa de Ricardo, hace pocos días recibió una visita muy especial. “Una señora me trajo más de 50 'fútbol' rotos, su papá trabajó muchos años en un gimnasio y todos los que se rompían se los regalaban”.

Continuó diciendo: “Le dijo que el día que vea a alguien que los arreglara, se los donara” y así fue. Ya reparados, algunos quedaron para la escuelita de fútbol y otros los ha ido donando para chicos de los barrios.

Aquellos que necesiten la reparación de alguna pelota, pueden comunicarse con el joven a su teléfono +54 9 2944 24-4807.