“LA MONTAÑA SE LO TRAGÓ”

| 12/05/2022

El papá de Manuel dijo que como el sendero estaba abierto se suponía que se encontraba en buenas condiciones

El papá de Manuel dijo que como el sendero estaba abierto se suponía que se encontraba en buenas condiciones
Fotos: Facundo Pardo.
Fotos: Facundo Pardo.

“Yo me comprometí, tengo que cumplir”; Juan Benítez contó que eso le dijo su hijo, Manuel, cuando salió hacia el refugio Frey, el martes 26 de abril al mediodía.

“Nunca llegó, quedó tirado a cien metros del refugio”, expuso el hombre.

“Él empezó a trabajar en diciembre; pasó Navidad arriba”, recordó.

“Yo lo llevaba hasta el pie del cerro y lo traía, pero ese día fatídico mi camioneta estaba rota”, se lamentó.

“Al concesionario (Federico Pajarín) le mandó un mensaje un rato antes, diciéndole que iba a llegar más tarde porque no había colectivos”, expresó.

Durante la marcha que se hizo por las calles de Bariloche hasta el Club Andino, durante la tarde del miércoles, Juan consideró: “La Justicia tendría que apuntar a tres personas, no instituciones, porque, según me dijeron, no se puede juzgar a entidades”.

En tal sentido, manifestó: “Los tres responsables en la cadena son: el intendente del Parque (en referencia a Horadio Paradela), el presidente del Club Andino (Martín Enevoldsen) y el concesionario del refugio (Pajarín)”.

El hombre, además, reveló: “Enevoldsen se comunicó para decirme que quería venir a la marcha para acompañar, cuando no movió un dedo para activar el protocolo y cerrar los senderos… Le dije que no llamara ni me molestara más… Ahora dice que está abierto al diálogo con nosotros, ¡claro!, porque pretende lavar la suciedad que hicieron, tanto él como el intendente del Parque”.

“Buscan acercarse, con el dolor que uno siente, ¿y para qué? Para salvarse, únicamente”, sostuvo, para luego aseverar: “El intendente del Parque salió a decir que haber subido era responsabilidad de Manuel. ¿Pensaba que mi hijo quería ir de paseo, a contemplar la nieve? Iba a trabajar, lo mandaron”.

Así, relató: “Sabían que el lunes (el día anterior a que Manuel saliera para nunca más volver) había casi un metro de nieve arriba. El muchacho que estaba como refugiero mandó el aviso de que la situación era muy dura para estar ahí; se tendría que haber cerrado el sendero, y no lo hicieron. Por eso mi hijo fue, porque tenía que trabajar, y el sendero se encontraba abierto, entonces se suponía que las condiciones eran buenas”.

“Se ve que cuando llegó a una cierta parte del camino, la nieve le llegaba a la cintura… Y sin ropa adecuada, ni nada, qué iba a hacer… La montaña se lo tragó”, suspiró.

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