Con una extensa y galardonada carrera, la británica Emma Thompson se encontró con uno de sus grandes desafíos actorales: debía estar desnuda frente a un espejo, quieta. El personaje es el de una viuda de 55 años que decide contratar a un trabajador sexual para tener su primer orgasmo. En la rueda de prensa de la Berninale de este año, contó que en los ensayos se movía, se cubría, giraba, no se podía quedar quieta “porque es horrible”. “Todo lo que nos rodea nos recuerda lo imperfectas que somos: todo está mal con nosotras. Todo está mal y tienes que mostrarte de una determinada forma”.

La actriz ha recorrido una variedad de interpretaciones: como la profesora de adivinación en la saga Harry Potter; la contenida y dramática actuación en Lo que queda del día; y ha encarnado a una política de extrema derecha en la miniserie Years & Years, entre otras. Tiene en su haber dos premios Oscar, uno como actriz y otro como guionista. Sin embargo, esa escena la paralizó. Ella es colaboradora de Greenpeace, justifica su ateísmo por el sometimiento de las religiones a las mujeres a lo largo de la historia, se opone a las cirugías estéticas a las que califica como una forma de psicosis colectiva: “Envejecer es algo natural”. Denuncia los estándares de belleza de Hollywood, que presionan en general a todas las actrices, no ha aceptado trabajar en películas donde el productor tiene antecedentes de acoso y ha amenazado con abandonar el rodaje ante ciertos comentarios sobre el físico de otras colegas, lo justifica como una forma de proteger a la generación de su hija: “A las mujeres nos han lavado el cerebro para que odiemos nuestros cuerpos. Es un hecho”.

En la rueda de prensa Emma Thompson se paró y desafío a los presentes: “Solo acércate a un espejo sin moverte, quítate la ropa y no te muevas. Acéptate, acéptate y no te juzgues. Es lo más difícil que he tenido que hacer nunca. He hecho algo que nunca he hecho como actriz, es muy desafiante estar desnuda a los 62 años”. En un reportaje posterior comentó: “No creo que pudiera haberlo hecho antes de la edad que tengo y, sin embargo, la edad que tengo lo convierte en un desafío extremo porque no estamos acostumbrados a ver cuerpos sin tratar en la pantalla”. Un paso a la vez, un paso más.