Entre los castigos más crueles está la lapidación, en donde la muerte es dolorosa y lenta. Figura en varios versículos de la Biblia pero no en el Corán, sin embargo está vigente en países musulmanes a pesar de los rechazos que genera. Es sin duda una condena sexista pues recae sobre mujeres en su mayoría, aunque para cometer el delito de adulterio haga falta una segunda persona al menos. En Irán la ejecución está detallada en el Código Penal en su artículo 102, según el cual los hombres serán enterrados hasta la cintura y las mujeres hasta el pecho, y en caso de adulterio el artículo 104 indica que las piedras no han de ser "ni tan grandes como para matar a la persona ni tan pequeñas que no puedan considerarse piedras".

La escritora Golrokh Ebrahimi Iraee estaba escribiendo una novela sobre este tema, una obra de ficción. El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica hizo una requisa en su domicilio, encontró el manuscrito y la llevó presa. Esto fue en septiembre del 2014. Durante 17 días la interrogaron de manera brutal, con los ojos vendados y escuchando como maltrataban a su marido delante de ella. En octubre de 2016 la condenaron a seis años por “insultar lo sagrado” y “realizar propaganda contra el Estado”. Su marido inicio una huelga de hambre de 71 días llamando la atención internacional y logrando que la excarcelen el 3 de enero del 2017. El 22 la volvieron a detener. Se sucedieron una serie de irregularidades y anomalías de todo tipo, maltratos y castigos para ella y su entorno, una sistemática violación a los derechos humanos. Ni sus huelgas de hambre, ni la presión diplomática de Amnesty Internacional lograron mejorar su situación.

Este 19 de abril la trasladaron de la prisión de Amol a la de Evin sin explicaciones. Las autoridades no dejan de amedrentarla. No se sabe cuándo terminará esta pesadilla. Imaginar está prohibido en Irán.