UNA TAPERA EN LA ESCUELA 16 Y UN QUESERO EN EL LIMAY

| 24/04/2022

Bariloche, año 1900

Bariloche, año 1900
El vapor "Cóndor", alrededor de 1920. En 1900, a veces hacía de vivienda flotante para Márquez.
El vapor "Cóndor", alrededor de 1920. En 1900, a veces hacía de vivienda flotante para Márquez.

A poco de cumplirse el 122 aniversario formal de la ciudad, una semblanza que incluye apellidos que perduraron y otros que no, en los orígenes de un poblado que creció entre michays y nalcas.

A dos años de su reconocimiento formal como pueblo, Bariloche era un conjunto muy disperso de viviendas que se vinculaban por senderos, entre arbustos de michay e incluso, nalcas. Los apellidos de algunos pobladores son bien conocidos e inclusive, designan calles en el presente. Otros se olvidaron, vaya a saberse por qué razones. Las diferencias arquitectónicas eran tantas que donde hoy se levanta la Escuela 16 existía la “tapera” de un vecino mapuche.

La semblanza a la que echaremos mano fue escrita por Julio Riesgo en 1965 y se publicó en el medio “Bariloche”. Como ya comentáramos en otras ocasiones meses atrás, el autor fue un ingeniero que, oportunamente, se radicó en la ciudad para desempeñarse en la Dirección de Arquitectura de Río Negro y la abandonó en 1982, para instalarse en Bella Vista (Buenos Aires). Durante su permanencia, publicó un sinnúmero de artículos relacionados con el pasado del lugar donde residió durante más de dos décadas.

Llamará la atención su forma de designar al poblado. “Año 1900, en un Vuriloche lleno de matorrales y con abundancia de menucos. Huellitas por aquí y por allá que llegaban a pequeñas casitas donde sus pobladores parecían una misma familia, igual que los michayales y las nalcas”, describió. Según su reconstrucción, “había sencillez en los escasos habitantes, existía generosidad en sus corazones y la hospitalidad ofrecida al agotado viajero era bendición de cada día”.

Desde la perspectiva económica, “la Chile-Argentina, ese vasto conglomerado comercial sureño, daba trabajo a la mayoría de los vurilochenses con sus arreos de ganado que salían de las muchas tropillas entre baguales y cimarrones: y también con el ir y venir de toda clase de artículos caseros. Ya se usaban las velas de sebo, los faroles de petróleo o keroxene (sic), los candiles de aceite y los puñales Solingen o Arbolito de tanto orgullo para los troperos”, narró Riesgo.

No solo cuchillos de primer nivel se podían encontrar a orillas del Nahuel Huapi, porque también “llegaban para los pobladores europeos los vinos exquisitos franceses y alemanes más el whisky escocés, amén de vajillas, ramos generales, máquinas para molienda y productos de la industria liviana. Cuanto más se pasaba, allende los andes, eran los cueros y las lanas. El primer gerente de tal casa comercial, a nombre de Hube&Achellis, era Luis Horn”, puntualizó.

¿Quiénes fueron los demás vecinos y vecinas? “Volviendo una mirada en torno a los primeros pobladores, de Vuriloche y sus alrededores, se pueden mencionar existentes en el nacimiento del siglo: los tres hermanos Boock (Benito, Bernardo y Christian) ya instalados en lago Moreno, Juan Crocket, arriero de la Compañía Inglesa Leleque, Pedro Benito Crespo, hombre de campo y ganadero que estuvo establecido cerca de donde hoy se hallan los talleres de la Cooperativa de Transporte Perito Moreno”. Hay que recordar que el “hoy” del autor se remonta a casi 60 años atrás.

“Luis Horn el gerente de la Chile-Argentina y los titulares de la compañía comercial y ganadera del tal nombre, Hube&Achelis, tenían el domicilio principal a solo unos 60 metros del actual Centro Cívico”, menciona la narración. Bastante más lejos, “Julio Felley y María Goye vivían en Colonia Suiza junto a los hermanos de esta, Félix y Camilo”, mientras que, por su parte, “Otto Goedecke terminaba de construir su casa con medios rollizos de ciprés y tejuelas labradas con hacha al pie del más tarde cerro de su nombre”.

Lejos del centro actual, “Bernardino Huenul apareció de primer poblador de puerto Pañuelo igual que Nazario Lefipán. Tenía la primera tapera de Vuriloche donde hoy se enclava la Escuela 16”, según el rescate de Riesgo. En tanto, “los Inaleff (sic) reducían su vida a la cueva donde moraban en El Trébol”. Del otro lado del lago, “Jarred Jones hubo adquirido sus primeras vacas con los ahorros que tuvo de peón de mulas y elevábase su rancho de tierras de la estancia así conocida”.

El cuadro también integraba a Enrique Drexler, quien “era quesero en esos alrededores y cuñado de Juan Jones por medio de su hermana Bárbara”. De nuevo en cercanías del actual casco céntrico, “Daniel Márquez contaba con su casa flotante en el airoso Cóndor (el vapor) y con la vivienda terrestre en plena costanera y frente al Parque de los Bomberos Voluntarios”, que hace unas décadas –decimos nosotros– dejó paso a edificios. Los michay y nalcas, apenan si asoman entre el cemento, 122 años después.

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