UNA HISTORIA DE SUPERACIÓN PERSONAL

| 13/02/2022

“Mis ojos quedaron en una bolsa de nubes”: de sufrir la peor pesadilla a impulsar a otros a mejorar sus vidas

“Mis ojos quedaron en una bolsa de nubes”: de sufrir la peor pesadilla a impulsar a otros a mejorar sus vidas
Fotos: Facundo Pardo
Fotos: Facundo Pardo

Pablo Noves es el presidente de Los Búhos Bariloche, asociación que promueve actividades deportivas para personas ciegas o disminuidos visuales.

Junto a la Fundación Challenge generan la posibilidad de utilizar las bicicletas tándem, una propuesta que permite a personas con discapacidad visual recuperar la sensación única de trasladarse sobre dos ruedas a través de un guía y pedaleando en conjunto.

También salen a correr o caminar. Se juntan los martes y jueves de 17 a 19 en el Estadio Municipal; desde la organización piden siempre la asistencia de voluntarios para que sean guías en la actividad. Además del tenis que se despliega lunes, miércoles y viernes –de 9 a 11– en el Gimnasio Municipal 4. 

Pablo es hoy un arquitecto de las actividades para mejorar la calidad de vida de muchas personas. Pero el camino hacia esta realidad no fue simple. 

“Perdí la visión en 2009 por mala praxis. Por glaucoma. Veía como cualquier otra persona, usaba lentes de contacto. Un día decidí que no quería usarlos más y me operé para ponerme lentes intraoculares”, recordó y describió el proceso como su peor pesadilla. “Estaba encerrado en mi pieza y pensaba en tirarme al lago. No quería saber nada más con la vida”. 

Afortunadamente, existió un instante en el que decidió aceptar una sugerencia y fue al Centro de Rehabilitación Integral Patagónico para ciegos y disminuidos visuales de Bariloche. Fue a compartir la merienda; “me costó, pero fue importante porque compartí un momento con gente que sufría lo mismo que yo. Incluso algunos con problemas más severos”. 

Al mes de la operación, le dijeron a Pablo que tenía presión ocular. No sabía qué significaba eso. Fue progresando hasta que sus ojos quedaron en “una bolsa de nubes”. 


“Es tomar la vida con otros sentidos”, define sobre su salida de la pieza más oscura. Para eso hubo acompañamiento afectivo de los familiares más cercanos y asistencia psicológica. Aunque le costó, en 2012 comenzó a utilizar el bastón y, un tiempo después, una amiga le sugirió tomar clases de baile. “¿Y para qué?, preguntó primero, “si yo un tronco”. 

Finalmente lo hizo y se ganó el respeto y admiración de sus compañeros y compañeras. Pero eso no fue suficiente. En 2016 se recibió de profesor de ritmos caribeños. 

Su experiencia de transitar los rincones ominosos le permite hoy poder entender la profunda tristeza de otras personas que pierden la visión. Pablo recordó que, hace pocos días, visitó a una mujer que empezaba a transitar una nueva vida. “Al principio era todo negativo. Y después de dos horas la convencí de que podía estudiar en braille”, contó y admitió que esos momentos de cambio positivo lo ponen muy contento. Le dijo también que en unos meses también podrá cocinar. 

Para salir, asegura Pablo, tenés que estar acompañado de gente que te quiere mucho, “de gente que te diga que no está todo perdido. Hoy estamos ayudando a personas a subir a un colectivo en el que nosotros ya estamos arriba”. 

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