LA CANTANTE DEL GRUPO CHAMAMECERO REVELACIÓN CUMPLIÓ SU PALABRA

| 10/01/2022

Cuando su hermano tuvo hantavirus, Selena Vera le hizo una promesa al Gauchito Gil

Cuando su hermano tuvo hantavirus, Selena Vera le hizo una promesa al Gauchito Gil
Fotos: Matías Garay.
Fotos: Matías Garay.

Falta todavía un rato para subir al escenario de la primera fiesta de jineteada y música en honor al Gauchito Gil que se hace en la zona, y Selena Vera dice que no está nerviosa, aunque aclara que no siempre es así: “Depende de qué festival se trate, de la cantidad de gente… Si ya charlé con quienes vinieron, y me saqué todas las fotos que me pidieron, es como estar en mi casa tocando. Ahora, si es algo más ‘profesional’, que te meten adentro de una globa para almorzar y te preguntan si querés ver o no a la gente y demás, la cosa es distinta”.

Ella es la cantante del grupo Sele Vera y Los Pampas, un fenómeno musical como pocas veces se ha visto en la región.

Con su propuesta de chamamé moderno, donde por ahí se meten tonos de cumbia, ha cautivado a una cantidad enorme de público.

Además, ha trascendido ampliamente las fronteras barilochenses, y posee un amplio derrotero en las rutas argentinas (esta semana, por ejemplo, la agrupación tocará en el Festival Nacional de Jineteada y Folklore en Diamante, Entre Ríos, y también en Córdoba, Santiago del Estero y La Rioja; hasta mayo, no tiene fechas disponibles).

La banda, ya se dijo, es un fenómeno, y, como tal, no requiere explicación. A sus integrantes les ha tocado vivir situaciones que parecen sacadas de la beatlemanía, pero en versión criolla.

La propia Selena, en un recital, tuvo un ataque de pánico cuando un exaltado fan se le arrojó encima sin que nadie pudiera frenarlo (tuvieron que posponer el concierto).

El viaje continuo, incluso, les hizo cruzar la frontera; tocaron en las ciudades bolivianas de Yacuiba y Bermejo. Al recordar la experiencia, la joven (tiene apenas diecinueve años) señala: “Allá hay una explosión de música y de color, todo es muy carnavalesco, muy lindo. Los taxis andan con la música ‘al palo’, tuneados, y la gente sube y va a su onda”.

Pero, más allá de todos los sitios visitados, Selena resalta el primero al que fueron, en 2019: Loncopué, en Neuquén. “Creo que me quedó tan guardado en el corazón que el lugar me encanta; es un pueblo chiquito que me transmite algo especial”, apunta.

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En cuanto al de este fin de semana, aunque en principio alguno podría pensar que se trata de una movida donde se aprovecha una festividad pagana para hacer un encuentro gauchesco/musical, lo cierto que su razón de ser tiene una profundidad especial para la muchacha: “Hace un año, tuve a mi hermano enfermo con hantavirus; tras mucho tiempo sin que hubiera casos en Bariloche, le agarró a él, para Año Nuevo, así que le fui a pedir al Gauchito… Y es creer o reventar. Gracias a él, y a Dios, se salvó”, cuenta.

“Me sentía en deuda, por eso hice la cabalgata del sábado en su honor –desde Circunvalación, donde está el santuario popular, hasta el campo de la familia Acuña, junto al puente Ñirihuau, donde se llevó a cabo el acontecimiento. Porque cuando prometés algo tenés que cumplirlo, si no se te vuelve en contra”, sostiene.

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Además, opina que el santo pagano también tuvo que ver con el clima agradable del fin de semana –la festividad comenzó el 8 de enero, fecha en que se recuerda su fallecimiento, y siguió el domingo–: “Nos regaló unos días preciosos para poder hacer la fiesta”, manifiesta.

Pero su devoción por el Gauchito no se limita a una promesa y su cumplimiento: “Cuando vemos algún santuario en la ruta, tocamos bocina y le pedimos que nos acompañe. Tenemos millones de kilómetros andados. En el camino, podés ponerte el cinturón y manejar a cuarenta, pero si te viene de frente uno a cien… Ese es el miedo que te agarra cuando salís de tu casa”, revela.

Volviendo a la temática de su éxito, la joven aprecia: “Una siempre se pone a pensar lo que le va pasando en la vida y cómo lo lleva. Gracias a Dios, seguimos con los pies en la tierra. Yo soy igual a todos, nada más que canto y toco la guitarra. Nos va bien, trabajamos de esto y a las personas les gusta, nos quieren. A mí, sobre todo, me agrada hacer felices a los nenes chiquitos -el público infantil es fiel a Sele Vera y Los Pampas–, y ellos me impulsan a seguir, porque su cariño es sincero”.

Dicho esto, tres niñas se acercan a pedirle que se tome una foto con ellas.

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