07/12/2021

La belleza de la vida

Todas las personas tenemos la capacidad de guardar en la memoria nuestras vivencias y de traerlas al presente, en forma de recuerdos, cuando lo deseamos. A la mayoría de nosotros nos ha sucedido que vivimos circunstancias duras que, en su momento, nos parecían imposibles de superar. Pero, con el tiempo, vimos que estas fueron transformadas en fortaleza.

Todos guardamos, como me gusta llamarlo, un “currículum de batallas ganadas”. Este nos recuerda que siempre, pase lo que pase, podemos volver a ponernos de pie. ¿Y cómo lo hago?, tal vez te preguntes. Para comenzar, decidiendo seguir adelante a pesar del dolor emocional que sintamos.

Observar los triunfos que tuvimos ayer nos permite creer que, si en el pasado lo logramos, hoy también lo lograremos. No podemos evitar sufrir en este mundo, aunque no nos guste y lo rechacemos cuando el dolor llama a nuestra puerta; pero es parte de la vida y nos une a todos. ¿Por qué nos resistimos al dolor? Porque no fuimos creados para sufrir.

Las pérdidas, las enfermedades, las separaciones y otras experiencias similares forman parte del entramado de la vida, pero vienen y pasan. Las dificultades no duran para siempre. Es por ello que al dolor tenemos que sumarle un recuerdo lindo de otro momento difícil que hemos superados.

De esta manera, obtenemos la fuerza para salir adelante más rápido. La mayoría de nosotros nos preguntamos: “¿Hasta cuánto durará esto?”, cuando algo nos hiere y nos incomoda. La respuesta no siempre es la misma, pues depende en gran parte de la actitud de cada uno. Esto significa: de la importancia que le demos a aquello que nos ocurre. No todo el mundo vive la misma situación de la misma manera.

Aun en momentos de crisis como la que estamos atravesando, siempre deberíamos intentar construir hacia adelante. ¿Es esto posible? ¡Claro que sí! Combinando los tiempos de dificultad, de tristeza, de incertidumbre, con metas, sueños, proyectos y, sobre todo, recuerdos lindos de vivencias pasadas. Los seres humanos tenemos la capacidad de enfrentar y superar la adversidad, pues contamos con un rasgo del que mucho se habla hoy: resiliencia. Hoy estamos de pie porque somos resilientes y el dolor de ayer no nos pudo derribar.

Nuestros recuerdos vienen a ser como un “souvenir” que nos habla y nos dice: “Has vivido”. Cada experiencia que tenemos queda fijada en la memoria debido al choque emocional que se produce, sea positivo o negativo. Cuanto más profunda sea la emoción, más se fijará el recuerdo. La memoria humana es un verdadero archivo de emociones.

Por esa razón, siempre aconsejo colocarle al lado a un recuerdo triste otro recuerdo agradable. Recordemos con afecto nuestras experiencias positivas y mezclémoslas con las dolorosas. Así podremos disfrutar de vidas plenas. Dice el libro de Eclesiastés que, en la vida, hay un tiempo para llorar; y también un tiempo para reír. De esa mezcla se trata la belleza de la vida.

 

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