LOS RÍOS DE LA REGIÓN

| 23/11/2021

Cuidados y advertencias para pescadores y acampantes

Cuidados y advertencias para pescadores y acampantes

Los pescadores más avezados ya lo saben y son prudentes. Los ríos regulados de nuestra región pueden tener cambios abruptos del caudal de un momento para otro. En las zonas próximas a las grandes presas, una alarma advierte sobre el inicio de un período de mayor nivel de agua. En los sectores más alejados – y en todo el curso del río Negro -, eso no se alcanza a oír. Por eso el permanente pedido de las autoridades de Defensa Civil de cada municipio: no hay que confiarse porque el curso es cambiante. Y lugares que ayer eran tranquilos remansos hoy pueden ser peligrosos.

Los ríos de montaña tienen una lógica diferente a los de los ríos de llanura. Por un lado, una transparencia de las aguas que atrae y puede resultar engañosa. Por otro, una velocidad de arrastre mucho mayor. Y la formación de corrientes internas y remolinos que arrastran al desprevenido bañista hacia el fondo del lecho.

Muchos turistas, especialmente los acostumbrados a ríos tranquilos como el Uruguay o el Dulce, suelen ser víctimas de esas desatenciones. Pero también los locales que no advierten los particulares cambios que puede tener la fisonomía de estos cursos de agua.

Antes de la inauguración de El Chocón y sus compañeras, el Negro tenía una época especialmente peligrosa: la del deshielo en la primavera. Período que podía variar desde fines de septiembre a noviembre – diciembre, dependiendo de la nieve acumulada. En enero se entraba en el momento de estiaje, que duraba hasta abril, cuando se reanudaba el ciclo de lluvias.

Y este ciclo, si bien iba modificando los perfiles de la costa, conformando islotes, socavando defensas, o arrasando con la línea de costas durante las inundaciones, no era tan evidente en el corto plazo como puede ser hoy, con los ríos regulados.

La Autoridad de Cuencas es la encargada de controlar los caudales y el medio ambiente en la cuenca del Negro, Limay y Neuquén. Allí debe entenderse con la lógica de la demanda de electricidad que empuja a la secretaría de Energía de la Nación.

Aprovechando los desniveles

Los turistas que buscan lugares poco transitados para instalar sus campamentos; para pescar o realizar distintos deportes acuáticos, deben prestar atención a las condiciones de los ríos de la Patagonia Norte. El río Limay, con sus desniveles, funciona como un sistema de reserva de aguas entre el punto más alto y el más bajo. Entre Alicura, que tiene su coronamiento en los 710 metros; y Arroyito, que lo tiene en la cota 319.

Eso significa que, en apenas 268 kilómetros, el río desciende casi 400 metros. El agua puede bajar con gran velocidad y sorprender a cualquier desprevenido. Entre estos dos puntos, hay otras tres presas: Piedra del Aguila, Pichi Picún Leufú y El Chocón.

La estrategia de máximo aprovechamiento del agua (teniendo en cuenta que es también un recurso económico), es mantener los embalses de Alicura y Piedra lo más completos posibles. Pichi tiene un lago muy pequeño y prácticamente turbina toda el agua que pasa. Y el gran motor y reserva de todo el sistema es el embalse Ramos Mexía, el lago artificial de El Chocón. Es el más grande de todos; el que permite hacer funcionar por más tiempo la central. Y luego, cuando el nivel esté bajo, se hace funcionar las presas ubicadas agua arriba para recuperarse.

Los ríos deben ser pensados también para la recreación, el turismo y la práctica de diferentes actividades deportivas. Pero es bueno tener conciencia de los riesgos que implican estos ríos de la Patagonia Norte.

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