Brian Müller es un joven barilochense de 18 años que estudia en el Colegio Tecnológico del Sur, este año se recibe de Técnico Electromecánico y en el marco de los proyectos anuales (la muestra anual se realizó la semana pasada) creó un minibarco con estación meteorológica que mide velocidad y dirección del viento, presión y temperatura.

No es la primera vez que Brian realiza un proyecto de este tipo, en el 2020 fabricó una réplica de un automóvil Ford T 1908. Esta vez la inspiración le llego desde un amigo de la familia que tiene un barco y el mismo Brian pudo navegarlo en las aguas del Nahuel Huapi. Hoy el joven tiene ese barco en su habitación, pero fabricado por él mismo.

En el marco de la muestra anual del colegio, alumnos de 1º a 6º año presentaron sus trabajos de los cuales se destacan un sistema de poleas, un mapa de distintos tipos de energías renovables a nivel país y una máquina impresora hecha con motores y conectada a una computadora.

Brian presentó su barco en la muestra y explicó a este medio que funciona “con una estación meteorológica y una placa receptora que junto con la emisora se encarga del radio control, dice qué velocidad tiene que tener y otro comando que dice al timón a cuántos grados tiene que girar, para hacerlo de forma cerrada o abierta depende la situación”.

La implementación más compleja que Brian instaló es la estación meteorológica móvil que verifica y determina la meteorología de diferentes zonas para determinar si son aptas para la navegación.

“Me inspiré en el barco Joselito que está en el puerto; el dueño es amigo nuestro y se dio un viaje en la embarcación. Las dos veces que fui de marinero lo pude conocer bastante, sacarle fotos y en base a eso me decidí hacerlo como proyecto final; aprendí las características técnicas, la forma y comencé a hacer en planos”, señaló Brian. La escala del barco es 1 en 9 del real: “lo trate de hacer lo más parecido al original”, ¡y vaya si lo logró!

El proyecto demandó nueve meses de trabajo minucioso: “Tardé dos meses en hacer los planos y la investigación. En marzo empecé la construcción de la etapa de madera, con el armazón con madera de álamo, viendo la forma y moldeando para luego armar el esqueleto. Arriba del esqueleto van 500 listones de 20 centímetros por 5 milímetros, con eso recubrí el casco del barco y con pegamento de zapatero, fui uniéndolos uno por uno”, detalló el estudiante.

“Pasé cinco manos de impermeabilizante y luego apliqué la pintura bajo la línea de flotación, siguiendo el modelo del barco original. Lo que es la cabina es de álamo, la hice con un torno y los pilares lo fui haciendo con madera balsa. Para las ventana use plástico que tenía en mi casa”, continuó con su explicación.

También destacó que lo más importante fue la parte electrónica: “Es lo que más tiempo me llevó, encontré el módulo para hacer la transmisión y pude hacer que se comuniquen el receptor y el control, para que se mueva el barco”.

En cuanto al momento de verificar su funcionamiento señaló: “Hicimos la prueba al lado del barco modelo para probar los controles y que no entre agua. Flota bien, ya comprobamos su funcionamiento. Lo distinto con el barco original es que tiene una estación meteorológica en el techo, es un plus que le da al proyecto para sumarle funciones”.

Una vez más Brian y sus compañeros del Tecnológico del Sur mostraron el ingenio para realizar proyectos de alta complejidad. Luego del Ford T, Brian elevó su imaginación y la volcó en un barco que no solo es apto para navegar las aguas del imponente Nahuel Huapi, sino que le dio un agregado tecnológico que le permite determinar cuál es la zona más navegable. Un minibarco digno de surcar el Nahuel a la par del Joselito.